Existe un club al este de Londres que, poco a poco y en silencio, está realizando una de las mejores temporadas de su historia reciente. Seguramente, si el Leicester no estuviera viviendo su particular cuento de hadas, el West Ham United sería considerado el equipo revelación de un torneo disputado en los últimos años por los dos gigantes de Manchester, el Chelsea y el Arsenal.
Los hammers, a punto de abandonar Boleyn Ground (o Upton Park) para trasladarse el año próximo al Estadio Olímpico de Londres, se han situado a falta de nueve jornadas en quinta posición de la Premier League, por encima del United de Van Gaal y solo precedido por los foxes de Ranieri, los Spurs de Pochettino, el Manchester City y el Arsenal de Wenger.
El salto cualitativo del West Ham ha sido enorme desde que Slaven Bilic se hizo dueño del banquillo de The Academy. El croata, antiguo jugador del equipo, sustituyó a un Sam Allardyce que ascendió al equipo a la élite pero no logró infundir a su grupo el vistoso juego que tradicionalmente ha caracterizado a un club que vio nacer a leyendas como Bobby Moore o a jugadores como Paul Ince, Frank Lampard (padre y e hijo), Rio Ferdinand, Joe Cole, Michael Carrick, John Terry o Jermain Defoe.
Hoy, la esencia del West Ham está representada en el césped por Mark Noble, un centrocampista que imprime el carácter que solo la gente de la casa es capaz de transmitir. Reverenciado en Upton Park, Noble no está solo. El club ha conseguido armar un equipo sólido atrás, donde destaca la figura de Adrián San Miguel, un canterano del Betis que, a sus 29 años, cumple su tercera temporada en el conjunto hammer y se ha asentado gracias a la seguridad que aporta a su equipo.
No obstante, si hubiera que destacar un futbolista clave en el giro que ha experimentado el West Ham, este no es otro que Dimitri Payet. El francés, llegado esta temporada del Olympique de Marsella, no solo es el máximo goleador del equipo, sino quien aporta la clase a un conjunto donde nadie deja de trabajar ni un segundo. De hecho, su ausencia por lesión durante casi dos meses coincidió con el bajón de resultados del equipo. A su vuelta, el West Ham retomó la senda de la victoria que le permite soñar con los puestos europeos y estar todavía vivo en la FA Cup, donde se encontrará con el Manchester United.
No teme este año el West Ham a los grandes. Así lo ha demostrado venciendo al Arsenal en el Emirates (0-2), al Liverpool de Klopp en Anfield (0-3) y en casa (2-0), al Manchester City en el Etihad (1-2) y al Chelsea en Upton Park (2-1), o también empatando en Old Trafford ante el United (0-0) o ante los citizens en Londres (2-2). De entre los equipos que disputan las plazas europeas, solo el Leicester (1-2 en la segunda jornada) y el Tottenham (4-1 en White Hart Lane) han sido capaces de derrotar al conjunto de Slaven Bilic. El balance de puntos es esclarecedor: el West Ham ha ganado 11 de los 18 puntos disputados hasta ahora frente a Leicester, Spurs, City y United, y la estadística mejora (20 sobre 30) si unimos los encuentros ante Chelsea y Liverpool.
Mientras hace las maletas para dirigirse a su nueva casa, el West Ham United está en disposición de acabar entre los cuatro primeros de la liga, lo que supondría su mejor clasificación de las últimas tres décadas, algo que Bilic considera el inicio de lo que debe llegar en el futuro. En sus manos y en el desempeño del equipo está que los Adrián, Noble, Payet, Obiang, Cresswell, Ogbonna, Kouyaté, Antonio, Emenike, Sakho, Carroll y compañía pasen a la historia hammer como miembros del grupo que les permitió disputar por primera vez la Champions League.
Y si el Leicester puede hacerlo, ¿por qué no ellos?