Si tienen ocasión y unas cuantas libras, tampoco demasiadas, déjense caer por Inglaterra cualquier fin de semana esta primavera. Olvídense de Old Trafford, Stamford Bridge, Emirates o Anfield. No hace falta ir a los grandes estadios para disfrutar. De hecho, si pueden, saquen un tiquet en el King Power Stadium, en Leicester.
Sí, es la moda. Pero piensen que será una moda efímera. Lo que un tipo que entiende un montón como John Carlin llamó ‘cometa’ en El País. El Leicester está aquí y no se quedará. Así que vale la pena disfrutarlo en directo porque probablemente nunca más vuelva a vivir una situación igual.
Imaginen al Levante aplastando al Real Madrid en el Bernabéu, perdiendo en el descuento en el Calderón y ganando en el Ciutat de València al Barça. Intuyan a un equipo condenado a pelear por no descender en agosto mirando por encima del hombro a todos los equipos de la Liga BBVA y soñando con ganar el título en marzo, a doce jornadas del final. ¿Imposible? Probablemente.
Pero ese es el cuento de hadas que vive el Leicester, ya inmerso totalmente en el sueño. “Es ahora o nunca. Eso es lo que les he dicho a los chicos”, reconoció Claudio Ranieri al comenzar febrero, después de arrodillar en el King Power Stadium al Liverpool. Llegado el mes de marzo nada ha cambiado.
El once al completo de los zorros costó la mitad de lo que pagó el Manchester City por Kevin de Bruyne y con el sueldo de dos semanas del Kun Agüero, Steve Walsh fichó a Mahrez. A partir de ahí se explica la realidad de este club que ha tomado el protagonismo que en el pasado tuvieron Aston Villa o Nottingham Forest en el centro de Inglaterra.
https://www.youtube.com/watch?v=N6FBhwKwjmQ
Ranieri, ‘El Padrino’, llegó en el verano de 2015 de casualidad y siendo recibido con tanta chanza lejos de Filbert Way como incredulidad a su alrededor. Pero con el paso de los meses su pelotón de futbolistas se ha consagrado a ojos de todo el mundo y, como ha reconocido el propio Wenger, “todo el país quiere que ganen la Liga”.
Al día siguiente de perder en el Emirates, el vestuario se vació. “No vuelvan hasta el próximo lunes. Disfruten en Leicester o en China y regresen con este mismo ánimo”, les dijo a modo de despedida el entrenador italiano, con su limitado inglés pero con una claridad meridiana. Regaló a sus chicos una semana de descanso ante la sorpresa de sesudos analistas que consideraron que esa semana de parón (por la FA Cup) podía ser utilizada a modo de ‘preparación’ y el resultado fue otra victoria, sufrida pero merecida, ante el Norwich.
Dicen que el Leicester acusará la falta de banquillo, pero fue Ulloa quien se subió al carro de la heroicidad marcando ese gol trascendental con el que suplió los problemas de los 89 minutos anteriores.
https://youtu.be/qxxtNpZxTis
Si quieren ver la mejor versión de Mahrez, de Vardy, Okazaki, Drinkwater, Albrighton, Kanté, Huth, Simpson o Fuchs y disfrutar de una atmósfera inigualable, tomen un avión hasta Birmingham, recorran en tren los 45 kilómetros que separan su aeropuerto de la estación central de Leicester y formen parte, en la medida de lo posible, del sueño.
Un paseo por el centro de la ciudad les llevará por Oxford Street, Eastern Boulevard, Jarron Street, Walnud Street, Aylestone Road y bajando por Burnmoor Street dejarán atrás el Welford Road Stadium, hogar de los Tigers (el equipo de rugby de la ciudad), para llegar a Filbert Way. Un paseo de media hora, no más, que atraviesa Leicester hasta el que hoy es el centro del fútbol inglés.
Vale la pena. Allí fue donde acabó el imperio de Mourinho en diciembre y es allí donde se vive el mayor sueño futbolístico de Europa.