La honestidad del ‘Jugadoraso’ Alexis

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«Mi amigo Hristopau, un crack de fútbol internacional, me dijo que siguiera de cerca al ‘Mago’ Valdivia, el ’10’ de Chile, un mediapunta de zurda exquisita, asistencia precisa, pero presencia intermitente, que fue la estrella del Palmeiras antes de marcharse a jugar al Al-Ain de los Emiratos Árabes a cambio de unos cuantos millones de petrodólares. Sin embargo, desde que llegué aquí, me ha llamado la atención el ‘7’ de la selección chilena: Alexis Sánchez, 21 años, extremo diestro de técnica depurada, rapidísimo en la conducción, muy dinámico, de gran despliegue físico, con enorme incidencia en todos los flancos de ataque del equipo y mucha llegada al área. Un driblador nato que también ayuda en la recuperación del balón y que no para de correr durante los noventa minutos. Por ponerle un pero, a veces quizá se muestre demasiado chupón y, en ocasiones, le falte un poco de pausa en la definición, pero ambos son pecados de juventud que seguro que pulirá con el tiempo«.

Así empezaba, hace cuatro años, un post de ‘Bafana, Bafana‘, mi blog sobre el Mundial de Sudáfrica, adonde EFE me envió para cubrir la concentración del Chile de Marcelo Bielsa.

Quizá fui el primer periodista español en dedicarle un artículo completo al ‘Niño Maravilla‘, del que me enamoré desde aquel primer amistoso premundialista que presencié en directo contra Nueva Zelanda cerca de White River.

Lo reconozco, no soy objetivo con Alexis Sánchez. Así que no me hagan mucho caso. Solo sé que en el mundo del fútbol hay jugadores, jugadorcitos y ‘jugadorasos’ y que el tocopillano es, sin duda, un ‘jugadoraso’ con mayúsculas.

Si no, es imposible llegar a un campeonato tan poco agradecido como el ‘calcio’ y acabar siendo nombrado mejor jugador de la Liga después de hacer de Di Natalecapocannoniere‘ dos veces seguidas. O fichar por el Barcelona y plantarse en el mismísimo Camp Nou para finiquitar un clásico con una sorprendente vaselina como si estuvieras jugando en el patio del colegio. O asomarse al Mundial de Brasil y echarse a la espalda a la selección de todo un país, jugando de ‘9’, de falso ‘9’, de ‘7’, de ’10’ y de lo que haga falta con la naturalidad del que piensa que no hay nada excepcional en lo que está haciendo.

Porque, si cuentas con Alexis en tu equipo, sabes que tienes un tío que se va a partir la cara ahí arriba por ti, que nunca te va a dejar tirado en la recuperación, que te va abrir espacios en cada desmarque de ruptura, que te va a regalar asistencias y que, si tiene el día de cara a puerta, puede decirte el partido con un gol, ya sea pegándole en semifallo con la espinilla o reventándola con un derechazo a la escuadra, porque todos valen lo mismo.

La falta de olfato goleador es lo que más se le ha criticado a Alexis en su etapa como azulgrana. Pero el chileno nunca ha destacado por tener ese don, aunque la temporada pasada solo dos ‘extraterrestres’ y un Diego Costa en estado de gracia marcaran más tantos que él en la Liga española.

Alexis es mucho más que eso. Es un futbolista completo. Un delantero todoterreno que nunca se arruga y que se crece en los mejores escenarios. Uno de esos jugadores comprometidos ante los que el aficionado se acaba rindiendo -sí, también el del Camp Nou, que la pasada campaña acabó coreando su nombre en más de una ocasión- por su brutal honestidad en cada actuación.

Alexis se va del Barça. Deja 140 partidos, 47 goles, 32 asistencias y 42,5 millones en la caja. Que no les embauquen. No se marcha porque Luis Enrique no cuente con él o no haya respondido a las expectativas. Se va porque de los delanteros de la plantilla, la ‘Pulga’ y Neymar son intocables, a Tello sólo lo quieren como cedido y por Pedro no sacarían ni la mitad que por el ‘Niño Maravilla’. Se va porque quiere, porque desea seguir creciendo sin un Messi al lado y porque muy pocos atacantes tienen un cartel como el suyo en Europa.

Cosas de ser un ‘jugadoraso’.

Ginés Muñoz es periodista de la agencia EFE.

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