El hambre contra las ganas de comer

¿La imperiosa necesidad de llevarse la décima o la ilusión por la primera? ¿La oportunidad de conquistar una Champions League después de haberse llevado la Liga o la obligación de acabar con un plumazo con esa losa que le persigue desde hace tanto?

Dos equipos castigados por las lesiones y que este año han pasado por encima del Barça, aunque de maneras diferentes. El Real Madrid en una final de Copa decidida con una galopada en el minuto 90; el Atlético de Madrid tras demostrar que más allá de la calidad, está el ansia y las ganas de llevarse un título, pese al tembleque de piernas.

No nos engañemos, el Real Madrid necesita más el título. El Atlético lo tiene todo hecho y su ventaja precisamente puede ser esa, aunque esta temporada el motor del equipo del Cholo Simeone ha sido la voluntad, el ir partido a partido y agarrarse a la nueva filosofía, el ‘cholismo‘, que no es otra que la actualización del ‘Ganar, ganar y volver a ganar‘ de Luis Aragonés.

Llega el Madrid sin Pepe y sin Xabi Alonso y con la duda más de Benzema que de Cristiano Ronaldo. El Atlético se ha encomendado a la placenta de yegua para sanar a Diego Costa y cruza los dedos para que Arda Turan esté preparado.

Sin Pepe ni Xabi Alonso, el Madrid sale perdiendo. Es el central el provocador del equipo, el jugador que motiva al compañero e intenta desquiciar al contrario, pero sobre todo una pieza fundamental atrás, y como se demostró en Múnich, también en las jugadas de estrategia.

Si no juega Pepe, lo echará en falta Sergio Ramos, pero sobre todo el juego aéreo de su equipo. Su sustituto, Varane, vivió sus mejores partidos con Mourinho en el banquillo y las continuas lesiones le han impedido tener continuidad.

Otro problema para Ancelotti será la baja de Xabi Alonso. El centrocampista es el equilibrio en el juego, más por lo que destruye que por lo que crea. Sin él, las miradas apuntan a Illarramendi, un jugador joven y que le viene grande el Real Madrid, desde el precio pagado por él hasta sus prestaciones.

Delante, si no juega Benzema, lo hará Isco, pero el perfil de uno y de otro es incomparable. El francés se ha mostrado muy eficaz en las jugadas a la contra, donde se ha movido a la perfección con Di Maria, Bale y Cristiano. Isco es otra cosa, un jugador que apunta alto, que empezó muy bien, pero que difícilmente puede ejercer de pegamento en el ataque blanco.

Los problemas del Atlético tienen dos nombres: Diego Costa y Arda Turan. El nueve, un luchador nato, es una de las sensaciones del campeonato, pero la temporada se le está haciendo demasiado largo. Se volvió a lesionar en el Camp Nou en el último partido y pese a un tratamiento exprés en Serbia a base de placenta de yegua de la mano de la doctora milagro, Marijana Kovacevic, no parece que esté en las mejores condiciones.

Si no juega, Simeone se plantea hasta cambiar el dibujo táctico (4-5-1) y ordenar una alineación con un solo punta (Villa) y poblar la medular de futbolistas para intentar controlar la situación y apurar todas sus opciones.

En el medio jugaría, Arda, o Raúl García si no está el turco, además de cuatro centrocampistas más Gabi, Mario, Koke y Tiago. Planteado el partido así, que nadie espere un partido con muchas llegadas al área contraria, sino simplemente un encuentro a esperar el fallo del rival: un contragolpe blanco o una jugada a balón parado del Atlético.

Mañana saldremos de dudas. Lisboa, el estadio Da Luz y un histórico derbi. ¿El hambre o las ganas de comer?

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