Hace sólo diez días, el madridismo esperaba el clásico con impaciencia. Todo les sonreía. Habían dejado al equipo azulgrana a cuatro puntos, veían un rival medio en descomposición y, sobre todo, se veían fuertes a sí mismos. El equipo de Ancelotti navegaba de goleada en goleada sin que pareciera tener freno.
Pero a medida que van pasando los días, tanto en el club como en el ambiente se detectan más nervios y menos triunfalismos. Sobre todo en el entorno. No hace mucho, el cálculo era “cuántos goles le podíamos meter al Barça”; a tres días del partido, es suficiente con un “ganar y listos”. Ya no importa pasar por encima del Barça, hay que centrarse en obtener los tres puntos.
Todo esto responde a diversos factores. De entrada, la sola visita blaugrana genera desasosiego. El sudor frío aún perdura cuando se miran los registros de los últimos clásicos en el Bernabéu: 2 victorias blancas de 10 visitas. Eso marca, y es que las goleadas y las claras victorias de la época Guardiola están muy presentes.
También el paso de los días ha ido dejando pequeñas malas noticias o sensaciones. Ver a Messi recuperado, marcando goles y en forma no es una buena forma de comenzar. Tampoco lo son las prestaciones del Madrid contra Schalke y Málaga. Dos victorias, sí, pero con momentos de duda que se vieron especialmente en Málaga.
Y para acabar de molestar, la lesión de Jesé. El joven jugador es la niña de los ojos de Florentino Pérez y su baja de larga duración afecta al vestuario. No tanto porque deportivamente puedan notar su ausencia, pero sí anímicamente. Ancelotti ha conseguido calmar un grupo que vivía en medio de luchas personales y ver romperse así a un compañero que comienza a despuntar es duro.
Así que el clásico se va acercando y el Madrid ya no lo ve tan claro. Los medios parecen estar haciendo un esfuerzo para calmar las ansias de triunfalismo. No hay portadas grandilocuentes, no se calienta el partido los días previos ni se coloca al Madrid en un aire de superioridad. Las experiencias anteriores frenan esa tentación.
Antes del 2-6, las portadas de la semana precia contenían conceptos como “cagómetro, canguelo, Cibeles…”, y antes del 5-0 del Camp Nou, las referencias a un Madrid superior e imbatible fueron también continuas. Quién sabe si han aprendido la lección y esperarán a ganar el partido para inundarnos de propaganda.
Porque sí, ellos no han cambiado y continúan creyéndose los mejores en todo, pero callan durante unos días por si acaso tienen que volver a tragarse sus palabras.
Francesc Garriga es periodista de Catalunya Ràdio en Madrid.