David Ortiz es, sin lugar a dudas, el jugador más destacado del Clásico de Otoño. Es el termómetro de los Red Sox. En el doble enfrentamiento de este fin de semana en St. Louis ha levantado a un equipo prácticamente muerto.
El sábado acabó con una de las decisiones arbitrales más polémicas que se recuerdan, en una novena entrada, en unas Series Mundiales. Con el marcador empatado y tras una acción defensiva magistral de Dustin Pedroia que eliminaba a Yadier Molina en el plato, el receptor Jarrod Saltalamacchia lanzaba a tercera base buscando eliminar a Allen Craig con tan poca precisión que la bola se perdió muy por encima del guante de Will Middlebrooks. El tercera base de Boston cayó al suelo y Craig tropezó con él. No existió intencionalidad, pero a pesar de ser eliminado en el plato, los árbitros cantaron interferencia. Una decisión sin precedentes en una carrera que decidiera un partido de Serie Mundial.
Los Red Sox llegaban al partido del domingo con muchísimas dudas. Con la sombra de ponerse 3-1 en la Serie y el peligro de no regresar a Boston vivos. Sin saber qué tipo de Clay Buchholz estaría comandando al equipo desde el montículo. Sin poder alinear al potente bate de Mike Napoli porque John Farrell no se atreve a hacerlo jugar en tercera base a pesar del pobre rendimiento de Middlebrooks.
Anoche más que nunca iba a ser un partido donde los managers deberían emplearse a fondo y minimizar los errores en sus decisiones.
Buchholz llegó vivo a la cuarta entrada. Concedió una carrera sucia por culpa de un error de Jacoby Ellsbury que permitió un doblete a Matt Carpenter al no atrapar la bola a la primera. Carlos Beltran le remolcó con un sencillo en su turno al bate.
En la parte alta de la quinta entrada, David Ortiz inyectó confianza en el equipo, primero con un doblete y después corriendo de tercera al plato como alma que lleva el diablo en un elevado de sacrificio de Stephen Drew bastante corto. Partido empatado.
Durante la transición ataque-defensa se produjo la imagen del partido: Ortiz espoleando a sus compañeros con una charla como si de Al Pacino en Any Given Sunday (Un domingo cualquiera) se tratara. En la sexta entrada y con dos eliminados Pedroia anotó un sencillo. Al propio Ortiz le caminaron a primera base. Entonces, Mike Matheny, manager de los Cardinals decidió substituir a Lance Lynn que manejaba bastante bien el partido y echar mano del bullpen. Seth Maness fue el elegido para lanzarle a Jonny Gomes que llevaba unas series bastante silencioso. Pero puestos a despertar que mejor momento que este. Gomes conectó un batazo hacia el jardín izquierdo que superó a Matt Holliday y también a la valla. Un cuadrangular de tres carreras para poner a los Red Sox por delate en la pizarra 4-1.
La siguiente entrada la lanzó Felix Doubront sin despeinarse. En la séptima un doblete de Shane Robinson hizo temblar a Farrell que decidió echar mano del peor relevista de estas Series Mundiales para el equipo de Boston: Craig Breslow (ERA 54.00). Breslow concedió un sencillo a Matt Carpenter que impulsó la carrera de Robinson. No contento caminó a Carlos Beltran y concedía una opción a Matt Holliday de voltear el partido. Farrell decidió adelantar el concurso de Junichi Tazawa, que ya había disputado el partido anterior. Tazawa consiguió eliminar a Holliday con un rodado interior capturado por Pedroia para el primera base David Ortiz.
En el bullpen de Boston quedaban el cerrador Koji Uehara y el abridor John Lackey que estaba programado para el sexto partido si fuera necesario. Farrell decidió que Lackey lanzara la octava entrada. Consiguió salir indemne de la entrada y Uehara cerró el partido con un pickoff a Kolten Wong que había substituido para correr a Allen Craig que con un sencillo llegó a primera base.
La serie sigue en St. Louis un día más, pero volverá a Boston para disputarse al menos el sexto partido. Objetivo cumplido.