Después de haber declarado el actual presidente, Josep Maria Bartomeu; el anterior, Sandro Rosell, y el vicepresidente Javier Faus; el exdirector general con Joan Laporta, Joan Oliver; y Artur Amich, representante de la auditora Deloitte, nadie es capaz de poner nada negro sobre blanco en este juicio de acción de responsabilidad social (ARS) contra Joan Laporta y los dieciséis componentes de su última junta, a quienes se les reclama 47,6 millones de euros, es decir 2,8 millones por cabeza.
Es la crónica de un embrollo, de una situación con muchos aristas y en la que, además, hay que añadir ese componente de venganza personal que ha rodeado al asunto desde aquella votación en la Asamblea de Compromisarios de octubre de 2010, aquel día en la que Sandro Rosell, ante la sorpresa general, votó en blanco contra la solicitud de llevar ante los juzgados a la junta de Laporta.
Pero después de unos cuantos días de declaraciones, de farragosas y encontradas apreciaciones, seguramente todo quedará en nada. ¿Por qué? Pues porque existe un seguro de responsabilidad civil con la aseguradora Zúrich -que amplió Laporta pocos días antes de concluir su último mandato- y según el cual quedan cubiertos 25 millones de euros por eventuales pérdidas económicas. Si se concreta este extremo, la próxima Asamblea de Compromisarios podría decidir que el club se haga cargo de los 22,6 millones de euros restantes y aquí paz y después gloria.
Josep Maria Bartomeu
Vamos por partes. En la primera jornada conocimos que Laporta no auditó sus últimas cuentas como presidente y que lo tuvo que hacer la actual directiva. Así lo anunció Bartomeu: «Recibimos tres hojas y nos preocupamos porque las cuentas no reflejaban la realidad del club«. Hasta aquí las declaraciones del presidente, que derivó cualquier cuestión económica a Javier Faus, el vicepresidente del área, quien declaró al día siguiente.
Sandro Rosell
Pero quien abrió la segunda sesión fue Sandro Rosell, expresidente del club y exvicepresidente deportivo con Laporta entre 2003 y 2005. Rosell solo atendió a cuestiones deportivas. Admitió haber realizado un informe en 2003 en el que todas las ventas de jugadores realizadas reflejaban un coste cero para las arcas del Barça. «Al final lo clavamos: todos los jugadores del 2003 se vendieron por coste cero, excepto Riquelme, por tres millones«.
Ha recordado que la decisión para llevar a cabo la ARS contra Laporta la votó la asamblea y que su directiva no quiere ir contra nadie. «No queríamos ir contra nadie. Lo que buscábamos era defender al club. No tengo animadversión ni enemistad con él. Defendimos la libertad absoluta en la Asamblea«.
Javier Faus
Javier Faus fue la estrella de la sesión. «Laporta dejó una deuda apoteósica (440 millones), la más alta de la historia del club«, dijo el responsable de economía, quien desveló que los planes de la anterior directiva pasaban por aumentar las cuotas de socios (15%), recortar las secciones del club y cambiar la publicidad de Unicef por el de un patrocinador para aumentar los ingresos.
Comentó que el club no hizo una provisión de fondos para hacer frente a un contencioso mantenido con Sogecable (57 millones) y en cuanto a la compra de unos terrenos en Viladecans, Faus recordó que se trataban de unos terrenos rústicos por lo que era imposible contruir un centro comercial y hoteles como se proyectaba.
Joan Oliver
Quien fue director general del Barça de Laporta entre 2008 y 2010 ofreció la cara B de lo mostrado en las sesiones anteriores por Bartomeu, Rosell y Faus. Desmintió que el club estuviera «en quiebra técnica» y para demostrarlo recordó que el Barça de Laporta dejó embastado un crédito sindicado de 150 millones a la siguiente directiva. «A una sociedad en quiebra no se le da«, insistió.
También descartó que el Barça quisiera introducir un patrocinador que sustituyera a Unicef en la camiseta. «Teníamos un patrocinador (Etisalad) de otro país árabe por 17 millones de euros, pero solo para la ropa de entrenamiento«; aunque admitió que se quería reajustar las zonas de los abonos, porque «no habíamos previsto haber ganado seis títulos» y por ese motivo «se dispararon las variables» que iban a percibir los jugadores. Insistió en que en 2010, el Barça estaba tasado -según Forbes– en 1000 millones de dólares y triplicaba su valor de 2003.
Artur Amich (Deloitte, el auditor)
Como protagonista de la cuarta jornada de declaraciones, él tenía que aclarar todos los asuntos contables pendientes y a las primeras de cambio ha sido tajante al asegurar que, a diferencia de lo expuesto por Bartomeu, «las cuentas presentadas por Joan Laporta sí estaban auditadas«. Además, ha aclarado que los auditores «no participan en formular ni en reformular las cuentas«, porque su trabajo es siempre preliminar y la reformulación de las cuentas compete «al consejo de administración o junta directiva» de la entidad.
Se ha referido al contrato firmado por el club con Mediapro «que no era nuevo sino modificado» y era preciso «periodificar la prima» que recibió el club y a la venta de unos terrenos en Sant Joan Despí «que no estaban vendidos a 30 de junio«. Amich ha admitido que Deloitte no estaba de acuerdo con la estimación de valor realizada por unos terrenos en Viladecans.
La salida de Thierry Henry centró el debate final. Los 8,2 millones (amortización más prima de salida) fueron computados antes del 30 de junio, pero el ahorro de la ficha del francés en las cuentas de Rosell.