Es un tópico asegurar que las lesiones siempre llegan en el peor de los momentos, pero en el caso de Víctor Valdés es la demostración de que algunas de aquellas leyes absurdas de Murphy pueden llegar a cumplirse por muy rebuscadas que parezcan.
Valdés se ha roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, pero lo más grave es que se la roto el alma. 21 títulos y 5 zamoras después, uno de los metas que más huella han dejado en el barcelonismo habrá tenido que despedirse como nunca imaginaba, con el gesto descompuesto y desde una camilla, mientras cedía el brazalete de capitán.
El meta, que a mitades de enero de 2013 ya anunció que no pensaba apurar sus días en el Barça y no iba a renovar su contrato que vence el 30 de junio de 2014, quería emprender una nueva aventura para conocer «otras culturas«. En una, dos y hasta tres ocasiones, que se sepa, le pidió el club que se replanteara la situación y se quedará en el Barça. En alguna menos, la última en el mes de enero, negó el meta al club, que incluso tuvo que emitir un comunicado ante una información en la que se insistía en que se habían reemprendido las negociaciones.
La gran pregunta que se plantea ahora es si Valdés tiene firmado un contrato con algún equipo. Su lesión es de larga duración -entre seis y nueve meses-, se pierde el Mundial y desde que anunciara su marcha como azulgrana se ha especulado con la existencia de ofertas de los mejores equipos del continente, desde un fabuloso contrato del multimillonario Mónaco hasta un papel protagonista en la ‘Premier‘.
Pero nada ha trascendido. Descompuesto y muy posiblemente sin equipo, el destino se ha cebado con Valdés. Es turno para el club que en un gesto de grandeza, tome la iniciativa en una situación tan delicada y le ofrezca la renovación de su contrato para rehacer esa maltrecha imagen que no recompuso con el caso Eric Abidal. ¿Aceptaría Valdés?