¿Simplemente el de Amsterdam fue un mal partido o la consecuencia de una mala gestión? La llegada del ‘Tata’ Martino al banquillo del Barça ofrecía la posibilidad de disponer de una nueva mirada, limpia y descontaminada. Un entrenador para pasar página y superar el miedo atávico del último Barça en la imposible comparación consigo mismo.
Cuatro meses es poco tiempo para determinar si Martino es capaz de dejar huella en el equipo o simplemente es un técnico de paso, pero el equipo no emite buenas señales y parece en manos de los jugadores.
En un mensaje lanzado desde el mismo emisor, los dos principales periódicos deportivos de Barcelona, ‘Mundo Deportivo’ y ‘Sport’ abrieron su edición de ayer destacando «la bronca» o «el broncazo» del ‘Tata’ en el descanso del partido en Amsterdam.
Afirman que el ‘Tata’ dijo que «todos los equipos pueden perder un encuentro, pero jamás de esta manera» y que advirtió a sus jugadores de que sus equipos «no hacen el ridículo«.
Es un primer paso. Desconozco si el mensaje del entrenador fue durante el descanso del partido o al término del mismo. Si fue en el entretiempo, el mensaje no caló demasiado, si fue al final, al menos sirvió para un posterior reconocimiento público por parte de los jugadores de que las cosas no van bien.
Ha llegado el momento del ‘Tata’ Martino, que tiene que activar los automatismos para no caer en la ‘autocomplacencia‘ que vivió instalada en can Barça en los tiempos de Frank Rijkaard y que privó al Barça de engordar su historial con alguna ‘Champions’ y alguna Liga más.
La duda es si será capaz. Martino no puede actuar como un ‘groupie‘ (evidentemente en el sentido no sexual de la acepción) de sus jugadores y ya tiene que haber superado ese periodo inicial de no creerse propietario del banquillo del Camp Nou.
«El Barcelona no es un lugar fácil de acceder, es un lugar de mucho privilegio y aunque uno sea sumamente ambicioso, no siempre logra una hazaña como la de dirigir al Barça«, dijo en su presentación.
En su libro de estilo, el argentino insiste en que lo que más le interesa es que el equipo «no pierda las formas» y no está de acuerdo con el papel estelar de los técnicos: «Discrepo totalmente en los que entrenadores sean más importantes que los jugadores, de ninguna manera. Hace mucho tiempo nos han instalado a los técnicos en un lugar de demasiado privilegio«.
Y en ese punto está la clave. Ahora el Barça necesita más que nunca un ataque de entrenador, no únicamente en el campo -que también-, sino en el vestuario, a no ser que se produzca algo más inesperado: un ataque de presidente o de director técnico.