Las edades del Barça

Hace justo una semana, el Barça ganaba en el Parque de los Príncipes y, en pleno debate por el ADN, se impuso al PSG con un partido donde la posesión fue lo menos importante.
En ese encuentro dio una demostración de madurez remontando un resultado adverso cuando todo hacía presagiar una nueva debacle. Aparte del gran partido de Raphinha, la figura más destacada fue Pau Cubarsí, un central de apenas 17 años que se doctoró en competición europea ante un rival como Mbappé. Así fue como el Barça se encontró con una oportunidad única para crecer y volver a ser un equipo respetado en Europa.

Anoche, Xavi intentó repetir el planteamiento, pero esta vez Luis Enrique tomo medidas para evitar la salida de balón y aprovechó excelentemente la debilidad del medio campo blaugrana, donde la carencia de un medio de contención a causa de la acumulación de tarjetas, fue un lastre que se vio aumentado por la menguante figura de Frenkie de Jong, un jugador que apenas ha madurado en su juego desde que llegó a Can Barça.

Cuando más fácil lo tenía el Barça, después de adelantarse en el marcador con una jugada a la contra, la expulsión de Araujo en el minuto 30 obligó a Xavi a realizar cambios. El elegido no fue otro que Lamine Yamal, otro adolescente al rescate de un equipo con 125 años de historia.

Ahí terminó de hundirse el Barça. Privado de cualquier amenaza, el PSG adelantó 30 metros sus líneas y dispuso de toda la banda izquierda y, por qué no decirlo, del centro para maniobrar a su antojo. Los goles fueron cayendo como fruta madura ante la pasividad del banquillo para reaccionar.

Ayer, más que nunca, eran necesarias piernas para taponar los espacios generados y Xavi, en un error más, quizá el último, optó por quitar al único que creaba peligro y encaraba a la débil zaga parisina.

Se abre de nuevo el eterno debate del estilo en un momento crucial para el club, con un campo en obras y en medio de una profunda remodelación económica. Mientras, Xavi no desperdicia ninguna oportunidad de empequeñecer al club, ya sea haciéndose expulsar cada dos por tres (algo que le resta credibilidad), ya sea en las ruedas de prensa, donde no le hace ningún favor despacharse con un “nos ha echado por tierra el trabajo de toda la temporada” como el de ayer.

Johan Cruyff fue un ejemplo de personalidad arrolladora que nos despojó del tradicional victimismo que nos atenazaba desde la Edad del Cobre. Él fue quien nos hizo adultos, tras haber liderado desde jovencito al dominador Ajax de inicios de los años 70. Su primer mandamiento era tener el balón para no depender de nadie. En el polo opuesto, el discurso de Xavi nos traslada de nuevo a un escenario donde dependemos de todos y cada uno de los factores que no se pueden controlar a través del balón.

Una pena que no hayamos aprendido nada del maestro que nos enseñó de primera mano el camino a seguir.

Foto: FC Barcelona

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