La venganza de Dani Alves

Tanto tiempo, ningunenado. Tantas risas con su indolencia, con su incapacidad para centrar, con esa dispersión defensiva, con esa alegría desmedida en sumarse al ataque… hasta que llega el momento en el que a Dani Alves le faltan seis meses para la conclusión de su contrato, puede negociar con quien quiera, está en condiciones de firmar su último gran contrato y el Barça, con la sanción de la FIFA, sólo puede aspirar a renovarle si quiere un lateral derecho de garantías.

Este es el último sinsentido de la política deportiva barcelonista. Firmar a Douglas, marginar a Montoya y no renovar a Alves en previsión de la sanción, porque la misma permite tres excepciones: recuperar a jugadores cedidos, ascender a futbolistas del filial o renovar a componentes de su plantilla que terminen contrato el próximo 30 de junio.

Así que Alves ha llegado hoy a Barcelona después de sus vacaciones navideñas y se siente fuerte en el nuevo papel de propietario del mango de la sartén.  Cuando le han preguntado sobre si con su marcha a finales de temporada dejaba ‘coja’ la posición de lateral derecho, el brasileño ha asegurado:  «No es un problema mío, sino del Barcelona»  y ha admitido que su única preocupación es «hacerlo lo mejor posible» en el tiempo que esté en el club azulgrana.

«Quiero acabar con dignidad lo que empecé. Me quedan seis meses de contrato con el Barça, quiero acabar de la mejor manera posible y después ya veremos«,  ha dicho el lateral, quien ha desvelado que «de momento» el Barça no le ha ofrecido la renovación de su contrato.

Pese a ello, Alves no se siente «decepcionado» con el club, aunque en su respuesta destila cierto malestar: «Así es el fútbol. Tenemos que acabar con la misma dignidad que vinimos acá».

A pesar del alto caché del brasileño en el mercado internacional y de las ofertas que manejará, al Barça le tocará rascarse el bolsillo con Alves. ¿O alguien imagina a Montoya, Adriano o Douglas como lateral titular el año que viene?

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