Ferrando y el gilismo sin fronteras

A muchos de quienes lean estas líneas, las palabras ‘Sheriff Tiraspol‘ les sonarán a chino. Otros, los enfermos de fútbol internacional, seguramente sepan que se trata de un equipo de la liga moldava al frente del cual se encontraba, hasta hoy, un técnico español: Juan Ferrando.

A sus 32 años, Ferrando aceptó un reto tan difícil como incierto: dirigir a un equipo desconocido, en una liga exótica y sin apenas repercusión mediática. Sin embargo, este barcelonés, Doctor en Ciencias del Deporte por la Universidad de Zaragoza y entusiasta de la aplicación de la tecnología en los métodos de entrenamiento, decidió hacer las maletas y afrontar el desafío.

Apenas seis meses después, los dirigentes del Sheriff han decidido poner punto final a esa aventura. De nada ha servido que el equipo haya engrosado sus vitrinas con un título (la Supercopa Moldava), ni tampoco que encabece con solvencia la Liga en la actual temporada. La eliminación en la fase de grupos de la Europa League, donde sólo el Tottenham inglés pudo derrotarle (con un ajustado 2-1 en White Hart Lane y un 0-2 en Tiraspol), ha sido determinante para su destitución.

En pocas palabras, un club de Moldavia destituye a su técnico porque no logra clasificar al equipo para la siguiente fase de una competición europea en un grupo donde había un equipo de la Premier y otro de la liga rusa, el Anzhi. Para que nos entendamos, es como si el Poble Sec, el equipo de mi barrio, despidiera al entrenador yendo líder porque no ha sido capaz de eliminar al Espanyol y al Barça en la Copa de Catalunya.

Ferrando se ha dado de bruces con la dura realidad de un deporte, el fútbol, que sólo -y no siempre- entiende de resultados. El técnico catalán no es nuevo en esto y sabe que a su edad, una experiencia así no hará más que enriquecerle, curtirle y prepararle para asumir nuevos retos. Y debe ser consciente -seguro que lo es- de que el gilismo (entendiendo ese término como la cultura depredadora de entrenadores que hizo célebre Jesús Gil) no entiende de fronteras, como tampoco los dirigentes acostumbran a entender de fútbol.

Días atrás, Verónica Brunati escribía en esta misma casa que “en Argentina siempre se destacó el largoplacismo español, que contradecía a las urgencias con las que los clubes de la tierra del Tata sometían a sus entrenadores”. Seguramente tenga razón, pero probablemente no conocía cómo se las gastan en Moldavia.

Fotos: juanferrando.com

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