La rueda de prensa de presentación de Lucas Digne como jugador del Barça ha servido para dejar claro que la apuesta del club por la cantera está en peligro. Esa es la interpretación que cabe hacer de las palabras de Robert Fernández, director deportivo del club, y de Albert Soler, responsable de los deportes profesionales del FC Barcelona.
El mensaje que han recibido hoy los integrantes de los equipos inferiores del Barça es demoledor. Robert ha explicado que tras analizar “lo que tenemos”, el club se ha visto en la “obligación de fichar” porque no ve “una generación de jugadores de nivel”. Para acabar de apuntillar a los futbolistas de las categorías inferiores, Fernández ha añadido que “si pensáramos que algún jugador puede estar en el primer equipo en dos años la estrategia sería distinta”.
Albert Soler, por su parte, ha querido justificar los fichajes del Barça B con el reto del ascenso a Segunda División A. El filial del Barça ha incorporado a 14 futbolistas en los últimos seis meses hasta confeccionar una plantilla de 30 jugadores que deberá ser reducida. A día de hoy, 17 de ellos no han pasado por cantera azulgrana, por lo que es tan evidente el tapón que se genera a los futbolistas de La Masia como la crisis del modelo. Soler, que ha aludido a la sanción de FIFA como uno de los responsables del mal momento de las categorías inferiores, ha insistido en que el filial debe jugar en Segunda A para poder nutrir al primer equipo, olvidando que dos de los más exitosos saltos del B al primer equipo, Pedro y Busquets, se produjeron cuando jugaban en Tercera División y Guardiola decidió actuar como ascensorista.
Más lejos ha llegado Jordi Mestre, vicepresidente deportivo del Barça, cuando ha explicado que su modelo de club es “que el primer equipo sea campeón” y que aunque el modelo ideal sería el del Athletic Club, con todos los jugadores de casa, eso sería asumir “que de vez en cuando ganaríamos una Copa del Rey”. Mestre olvidó que 2009 fue el mejor año de la historia del FC Barcelona, entre otras cosas, por el papel de los futbolistas salidos del plantel azulgrana.
No hay culpables en el Barça
El panorama es desolador para quienes, seguramente por exceso de romanticismo, creen en un modelo que lleva vigente más de 25 años. ‘La Masia no es toca’, decía aquella famosa pancarta tras la sanción de FIFA. Todo el mundo se indignó por un castigo exagerado y nadie asumió la responsabilidad por el mismo, igual que ahora se escurre el bulto por la chapuza fiscal que ha convertido al club en un delincuente, nadie asume la ineptitud de recurrir fuera de plazo el asunto de las estelades, se intenta cargar el muerto de Can Rigalt a quien sea cuando el laudo apunta claramente dentro de la junta o se pierde dinero a espuertas con el patrocinio –si es que llega algún día– de la camiseta del primer equipo.
“No hay jugadores de nivel”, dicen mientras con la mano tonta nos cuelan bromas pesadas y caras como la de Douglas, un tipo que ha jugado tres ratitos y que se ha convertido en una monumental estafa, por mucho que Monchi le quisiera para el Sevilla. Luis Suárez ha resultado más barato que Douglas o Song si atendemos a un rendimiento que se ha limitado a chupar banquillo o grada, el primero, y a jugar en otro club, el segundo. Un rendimiento, además, que podrían haber ofrecido –y seguramente superado– por 0 euros de traspaso más de dos chavales de la casa de esos a quienes hoy abofetean lo que deberían cuidarles y motivarles más que nadie.
No, no hay mivel
Ahora nos escandalizaremos cuando empiece la desbandada y los chicos del filial o del juvenil decidan irse a Inglaterra, al Valencia o al Getafe para probar suerte. Y veremos que además de no proporcionar jugadores al primer equipo, las categorías inferiores dejarán incluso de servir para lo que han servido con Bartra o Deulofeu, que no es otra cosa que cuadrar balances económicos a base de ventas con beneficio neto.
La Masia no es toca. No es necesario hacerlo cuando se renuncia al modelo o cuando quien no da el nivel no es la cantera, sino la junta directiva.