Daley Blind, Jeremy Mathieu y Juan Guillermo Cuadrado no tienen nada en común. Más allá del interés que el Barcelona ha mostrado en todos ellos, son apuestas de fútbol totalmente diferentes. Ni uno de ellos podría suplir al otro, porque responden a perfiles diferentes. Por no coincidir, ni son de la misma edad.
El francés es el más defensivo de los tres. Puede jugar de central y de lateral zurdo, pero su gran problema es el Valencia, la cotización, su edad y un estado físico evaluable después de los continuos problemas en el tendón de Aquiles que le persiguen desde hace dos años.
Sin embargo, el Valencia no cede. Quiere exprimir al máximo al Barça, le pide la cláusula (20 millones), un precio excesivo para un futbolista cuyo rendimiento en el Barça puede ser, cuanto menos cuestionable.
Sabe el Valencia que el Barça quiere al francés, no tiene prisa y que más pronto que tarde la operación se acabará realizando, aunque siempre queda la enorme posibilidad de que la operación se rompa y aparezcan otros nombres. En ese punto entra en juego Daley Blind.
El holandés, hijo del mítico Danny Blind, es el futuro. Un futbolista moderno. Zurdo como el anterior, también puede jugar como lateral y como central, pero también como mediocentro, lo cual abre nuevas posibilidades.
24 años, muy bueno táctica y técnicamente, procedente de la escuela del Ajax. Blind pasa estos días sus vacaciones en Barcelona y han saltado todas las alarmas. El holandés es un jugador con más recursos que Mathieu y le daría más opciones a la polivalencia que busca Luis Enrique Martínez a su equipo.
El problema es que para el Barça, Blind es una alternativa por si no se cierra el fichaje de Mathieu en vez de una primera opción y que el Manchester United, entrenado por Louis van Gaal, está dispuesto a apostar por él.
El tercer caso es diferente. Cuadrado es una de las perlas del mercado. Si el Barça ha tasado a Mathieu en 15, si Blind puede valer 20, el colombiano difícilmente bajará de 40. Jugador del Fiorentina, Cuadrado no es un defensa, tampoco un delantero, es algo mejor: un carrilero.
Un Alves sin vocación defensiva –si es que Dani alguna vez ha tenido alguna–. Todo el año se lo ha pasado pegado a la banda derecha con la escuadra fiorentina, como mucho pudo ayudar en el centro del campo y puntualmente cerrar el lateral, pero no es un defensa.
Su precio es el desequilibrio. El Bayern de Múnich ya le ha hecho la primera oferta a la Fiore. El Barça, que sabe que este año tiene que dar el do de pecho en el mercado ante la posibilidad de que el curso próximo curso no pueda fichar, está ante una decisión trascendente y contratar a uno de sus futbolistas que te pueden dar un plus.