Censura 2.0

Conseguir 16.000 firmas en 14 días para presentar una moción de censura contra Sandro Rosell y tres vicepresidentes es una quimera. Apremiados por el tiempo, el colectivo Go Barça ha decidido acelerar la decisión considerando que sería necesarios únicamente 5.000 avales para tirar adelante el proceso. Sabían que el próximo sábado, durante la Asamblea de Compromisarios, se  cambiarán las reglas para adecuar los Estatutos a la legislación y querían forzar la situación. Sin embargo el club, escudado en una consulta legal ante la Generalitat, ha decidido aplicar inmediatamente la norma superior sin esperar la votación de los socios. Serán 16.000 firmas, el triple de las que pensaba Go Barça, una cifra inalcanzable. Entre Benedito, Ingla y Ferrer obtuvieron algo más 21.000 votos en las elecciones de 2010 y la empresa es inviable.

Los promotores (Jordi Cases y Joan Arnés) confían en el mundo virtual de las redes sociales, en el poder de twitter para llegar al mayor número de socios posible ante la escasez de medios materiales que cuentan.  Las encuestas por twitter no son nada fiables. En las redes, escondidos bajo el anonimato de un ‘nickname’ cualquiera, los ‘frikies’ campan a sus  anchas y montan y desmontan campañas a toda velocidad, sin que nadie conozca el universo real de socios ni sus intenciones reales más allá del puro divertimento.

En la anterior moción de censura planteada contra una directiva barcelonista (2008, Joan Laporta),  Oriol Giralt se gastó unos 30.000 euros y obtuvo 9.472 apoyos, de los que se validaron 9.145. Esas firmas se convirtieron posteriormente en 23.870 votos contra la gestión de la directiva de Laporta, un número importante pero insuficiente para tirar adelante. En todo caso, aquel proceso supuso un punto de inflexión en la directiva de Laporta que perdió a un buen número de directivos -desde Albert Vicens, a Ferran Soriano, Marc Ingla, Xavier Cambra, Toni Rovira, Claudia Vives Fierro , Evarist Murtra y Josep Lluis Vilaseca– y tuvo que reformular un proyecto que murió dos años más tarde.

Ahora, con unas reglas del juego diferentes, será imposible que ni tan siquiera se juegue ese partido.