Vender a Messi: ¿ficción o realidad?

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Era primavera de 2011, el Barça de Pep Guardiola acaba de conquistar su tercer título de Liga contra el Real Madrid de la primera temporada de José Mourinho, y se preparaba para jugar la final de Wembley -que finalmente consiguió- tras eliminar al conjunto blanco en aquella tan recordada semifinal. Entonces, todo eran elogios para Pep. Y no sólo desde Barcelona, donde era imposible escuchar una palabra discordante y disonante contra él, aunque ahora pueda parecer mentira, sino también desde Madrid, donde el de Santpedor era elogiado por toda la prensa y el entorno madridista -aunque también ahora pueda parecer mentira-.

Durante aquel periodo tuve la suerte de poder compartir una charla informal futbolera en un anónimo bar del barrio de Sants, con uno de los grandes e insignes periodistas del periodismo catalán y español. En aquella tertulia me comentó más o menos lo siguiente: «una vez eliminado Laporta del mapa -Sandro Rosell hacía medio año aproximadamente que había accedido a la presidencia del club- el nuevo objetivo de la Caverna Mediática es Pep Guardiola. Van a ir a por él porque pensaban que eliminado Laporta el Barça iba a empezar el declive, pero se han dado cuenta que no es así e irán a por Pep». Las palabras no son textuales, pero hasta donde mi memoria recuerda, el sentido de las mismas era más o menos el que he expuesto.

He de admitir que entonces, a pesar de la admiración que sentía por aquel periodista, sus palabras me parecieron fuera de lugar y no le dí ninguna credibilidad. Sin embargo, con el paso de los meses fui viendo como todo aquel maquiavélico plan se fue cumpliendo paso a paso. El ataque que Pep Guardiola sufrió desde la Caverna, dirigido principalmente por José Mourinho y Florentino Pérez, ya sabemos todos cómo sucedió y cómo lamentablemente acabó.

Explico toda esta historia, porque este verano tuve la ocasión de escuchar otra -a priori- inverosímil historia, en esta ocasión de boca de una persona muy importante del entorno culé. El protagonista de esa historia era Messi. La trama explicaba que la Junta de Sandro Rosell, que está manejando ofertas por el jugador argentino de 110-120 millones de euros, tiene previsto vender a Leo Messi en un periodo no superior a dos años, y que el fichaje de Neymar es el primer paso para ejecutar ese plan.

Obviamente, mi primera reacción, como la del resto de personas que estábamos en aquella conversación, fue la de tratar poco menos que de desequilibrado mental a quien nos lo explicaba. «¿Cómo se va a atrever Sandro Rosell ni nadie a vender a Leo Messi, el mejor jugador del mundo y de toda la historia? Eso es poco menos que firmar su defunción como presidente». Estábamos en el verano del presente 2013, con un Messi batiendo todos los récords goleadores y con un Barça campeón de Liga. Plantearse siquiera la venta de Leo era impensable para el público.

Con el fichaje del brasileño Neymar, siempre según esta persona, el Barça buscaba crear el nuevo equipo en base a él, no sólo por su indiscutible calidad futbolística, sino también por toda la implicación a nivel de marketing que su fichaje conllevaba; no hay que olvidar que Neymar es hombre Nike -marca que viste al club- mientras que Messi es Adidas.  El plan para hacer la transición se basaba en incomodar a Leo con la llegada del brasileño y que la afición empezara a tener en Ney a su ídolo. Si cuajaba, la mitad de ese plan estaba ejecutado.

La otra parte de esa enrevesada idea corría a cargo de la Junta y de la prensa afín. Poco a poco empezaríamos a ver por un lado un exceso de portadas para Neymar, mientras que por otro lado asistiríamos a un goteo de noticias negativas sobre Messi (hagan un esfuerzo para recordar cuántas informaciones negativas sobre el astro argentino tuvimos hasta el verano pasado y cuántas tenemos ahora) para ir dañando su imagen poco a poco. Así, a los pocos días de aquella conversación apareció el escándalo de Hacienda, luego Sandro dejó caer que un 2% de la masa social vendería a Messi, ahora vemos críticas veladas por sus continuas lesiones, polémicas con Juanjo Brau… Y si buscan en la hemeroteca, verán como desde verano hasta ahora la tendencia va en aumento.

Todo, para hacer cambiar a la opinión pública culé sobre una posible venta de Leo Messi. «Cuanto más crezca Neymar, más prescindible es Messi«. Ese es el mensaje subliminal que la prensa afín va a transmitir -ya lo está haciendo- para que cale en la masa culé y sembrar las bases para, en uno o dos años, poder vender al crack de Rosario.

Cuando escuché toda esta historia en verano no me creí ni una sola palabra, pero el devenir de los hechos desde entonces me hace recordar aquella conversación continuamente.

¿Ficción o realidad? Sólo el paso del tiempo lo dirá, pero cada día que pasa, la ficción en esta historia se parece más a la realidad. Y como les he explicado con la historia de Pep, en ocasiones la realidad supera a la ficción.