El FC Barcelona, a través de su web oficial, hizo público ayer un comunicado en el que insta a la Comisión Antiviolencia a que abra expediente sancionador a los ex-futbolistas Manuel Sanchís e Hipólito Rincón.
El motivo surge durante la pasada exhibición del Barça en el Clásico del pasado 21 de noviembre disputado en el Bernabéu, cuando en el minuto 83, con 0-4 en el marcador y una manifiesta superioridad azulgrana en el campo, Isco fue expulsado tras propinar una terrible patada a Neymar, quien apenas un minuto antes había sufrido otra entrada alevosa por parte de Carvajal sancionada con tarjeta amarilla. Fue entonces cuando a Manolo Sanchís se le metió algún cable pelado entre ceja y ceja e hizo un par de comentarios tal que estos:
«Neymar que tenga cuidado porque está teniendo una actitud que a mí tampoco me está gustando… Demasiadas pocas se está llevando«.
Comentarios que, por cierto, pronto encontraron eco en el comentarista del partido Miguel Ángel Díaz, quien se sumó con un «Sí. Sí, sí» y que un envalentonado Rincón recogió para definitivamente venirse arriba: «Si yo estoy ahí, le pego. Vamos, no tengas ninguna duda que le pego«.
Llueve sobre mojado con la deriva del señorio que pregona el himno madridista hacia un manifiesto y cada vez mas común mal perder.
Pues bien, una semana después, lejos de retractarse de las barbaridades que soltaron durante la retransmisión del partido, nuestros alegres deportistas metidos a dicharacheros comentaristas aún parecen tener agujetas mentales y, en consecuencia, se reafirman en sus conclusiones.
En el caso de Hipólito no hay mucho que rascar. No cabe esperar mucho más de alguien a quien se paga para que ejerza un papel de personaje más o menos hooligan al socaire del show radiado.
Sin embargo en el de Manolo, la cosa comienza a ser inquietante. A Manolo Sanchis, se le recuerda por ser un defensa de una clase extraordinaria y que tiene sus estudios. Aparte de ello y como defensa central del Real Madrid, cabe recordarle como un tipo que no repartía octavillas precisamente. Acostumbrado a jugar con ese plácet que permite a los defensas madridistas jugar al borde de la violencia mientras se castiga al delantero que ha recibido la patada furibunda. Especialmente remarcable, su remate-pisotón (al final del video) con el que comenzó a hacer sus pinitos en el submundillo barriobajeril a un Lothar Matthaus que ya había sido ajusticiado por Juanito.
Claro que todo eso fue antes de pasar a comentarista deportivo y de aspirar a presidente del Real Madrid. Ahí ya sí lo entiendo. O mejor no. Imaginemos una situación en la que el vituperado Piqué ejerciera de comentarista de los partidos del Real Madrid y soltara una frase de ese calado.
En realidad, nada de esto resulta ya extraño. Tanto se pervierte, tanto se manipula, tanto se permite y tanto se tapa que al final parece más violento mostrar una senyera que incitar a la violencia o directamente practicarla con esa rabia con la que cada vez más frecuentemente se repiten estos hechos, que ya parecen formar parte de la mejor tradición deportiva merengue.
Ni que decir tiene que si yo hubiera estado en esa cabina radiofónica, les hubiera metido también con todas mis ganas un par de regates a cada uno, que los hubiera dejado tirados por los suelos. Vamos que yo estoy ahí… ¡y le regateo!
Que tengan cuidado que a la próxima no respondo.
Foto: Telecinco