Las declaraciones de Sandro Rosell y de Antoni Rossich ante la Audiencia Nacional apenas ha aportado luz. Los pocos detalles de las mismas se han conocido por medio del abogado de Jordi Cases, Felipe Izquierdo; y por un posterior comunicado del Barça con el único objetivo de aclarar que ni Josep Maria Bartomeu ni Javier Faus tuvieron nada que ver con la negociación y así evitar una hipotética futura imputación.
Izquierdo es quien ha explicado que Rosell no se leía la letra pequeña de los contratos, pero después, cuando lo tuvo que hacer a raíz de la investigación judicial, al expresidente le parecen «muy bien elaborados» y por ello ha felicitado a los servicios jurídicos del club.
Rosell no se ha movido de su discurso. El fichaje de Neymar costó 57,1 millones: 17,1 para el Santos y el resto para N&N, la empresa propiedad del padre del jugador que es quien tiene los derechos de Neymar.
El expresidente dimitió de su cargo a finales de enero después de que fuera imputado por un delito de apropiación indebida calificado por el fiscal como de ingeniería jurídica.
También declaró Antoni Rossich, el director general del Barça, entidad que está imputada por presunto fraude fiscal de 9,1 millones de euros en la operación.
El interés de la entidad azulgrana se ha centrado en desvincular de la operación a Bartomeu y Faus para intentar preservar a los dos principales rectores de la entidad de una hipotética y futura imputación.
En un comunicado, el Barça recalca «la correcta articulación contractual y en la inexistencia de motivaciones fiscales, negando todo artificio o simulación contractual» en la operación Neymar.
Tanto Rossich como Rosell ha coincidido en señalar que «por las características singulares del fichaje y el excepcional interés de otros clubes por el jugador«, el club tuvo que actuar con especial prudencia y confidencialidad.