En 2005, el trofeo Joan Gamper sirvió para dar a conocer una estrella naciente. Aquel día Leo Messi no marcó, pero llevó de cabeza a la defensa del Juventus, con caño incluido a Fabio Cannavaro (más adelante le haría comer un poste cuando este jugaba en el Madrid). La pulga deslumbró a todo el mundo. Otro Fabio, Capello, entrenador por entonces de la vecchia signora, exclamó: «Lo que ha hecho este chico sólo se lo he visto a hacer a Maradona con el Nápoles. Es un fenómeno». El italiano intentó –en vano– llevárselo. Tal era el atractivo del argentino desde el minuto uno de su carrera profesional.
Pero la gente del club ya sabía quién era Messi. Como hoy en día saben quién es Munir El Haddadi. Este chico nacido en Madrid y de padre marroquí realizó ayer el debut soñado en el torneo del club de sus amores. Como entonces Messi, ayer Munir deslumbró a aquellos que no le conocían. Y lleva ya cuatro goles en lo que va de pretemporada.
Si hay un equipo que debe tirarse de los pelos, este es el Atlético de Madrid, puesto que le dejó escapar cuando lo tenía en sus filas. Cedido al Cadete A del Rayo Majadahonda, destacó con 32 goles en 29 partidos. Entonces ya llamó la atención de los grandes clubes de Europa, Real Madrid incluido. Pero el chaval se decantó por el Camp Nou, ya que como dijo, su sueño era jugar en el Barça. Quién sabe si con la ilusión de compartir vestuario algún día con el propio Messi o con Pedro, otro de sus referentes.
Jugador clave en el Cadete B de García Pimienta –el hombre que le descubrió e insistió al Barça para que lo fichase–, no tardó en ascender al Cadete A, y allí le salieron novias por toda Europa, especialmente después de brillar en la Liga Juvenil de la UEFA.
Tal era su progresión que dio el salto al Barça B en marzo de 2014, debutando con dos goles. «Siempre hay que jugarse alguna. Yo voy siempre dándolo todo«, dijo con desparpajo a los micrófonos de Catalunya Radio. Con su ascendente y sus goles, Munir llevó al equipo de Eusebio a remontar hasta la tercera posición final en el campeonato. El 8 de agosto debutaba con el equipo de Luis Enrique ante el HJK Helsinki, marcando también dos tantos.
Dotado con una izquierda descomunal, es capaz de circular a grandes velocidades con el balón cosido a los pies, destacando aún más en el desborde final y sobre todo en lo más preciado del fútbol: el gol. Munir es un goleador nato.
Sin ánimo de querer compararlo con el crack argentino (quizá pasen muchas generaciones hasta que veamos algo igual) el delantero madrileño está llamado a hacer cosas grandes si no se tuerce. Su progresión ha sido vertiginosa, todos los que le conocen y entrenan con él hablan maravillas. Se perfecciona día a día. Minimiza sus carencias –como lo era la complexión física– a base de trabajo y esfuerzo, ganando kilos y masa muscular en gimnasio.
Ahora todo depende de Luis Enrique. Con el tridente de primer nivel mundial del que dispone el Barça en la delantera, a Munir no le será fácil abrirse camino. Pero la sanción a Luis Suárez y la salida de Deulofeu le abren la posibilidad de cumplir su sueño antes de lo esperado.