Cuando Cesc abandonó el Barça rumbo al Chelsea de Mourinho uno tuvo la sensación de que era la mejor solución. El juego del de Arenys, un futbolista directo, vertical, capaz de llegar al área rival con asiduidad y hacer goles llegando desde atrás no ha encajado en el dibujo táctico del Barça post Guardiola.
Cesc es un jugador fantástico, pero en el Barça no ha encontrado el acomodo que seguro tendrá en la Premier, donde podrá partir desde una línea un poco más avanzada y no desde el centro del campo como lo hacía en el Camp Nou.
Para sustituir el intento fallido de un centrocampista que aportara algo diferente al equipo con un juego más directo, llegada y verticalidad, Zubizarreta y la parcela deportiva del club han elegido a Ivan Rakitic, en el que es el segundo intento de añadir variedad a una medular que ha bajado su nivel en las últimas temporadas.
Y es que como en el caso de Cesc, Rakitic –con sus características propias— tiene más alma de mediapunta que de interior estilo Barça. Esto no quiere decir que el croata, como ya lo hizo Fàbregas, no pueda actuar en el centro del campo, pero como se ha podido ver en su etapa en el Sevilla, cuando ha bajado esos metros que separan la línea de detrás del 9 de la de mediocentro su rendimiento no ha sido tan espectacular ni vistoso.
Rakitic es, al igual que Cesc, un mediapunta con la suficiente calidad y cabeza como para hacer las veces de interior o de mediocentro. Pero en esas posiciones más atrasadas tanto él como Cesc pierden una de sus principales virtudes, la que les diferencia de los Xavi, Busquets o Iniesta: la facilidad para llegar al marco rival.
El croata llevará el 4 que dejó libre el de Arenys, pero ni uno ni otro son un 4 al estilo Barça. Son un 10 de los de toda la vida. Veremos si a la segunda va la vencida.