En el verano de 2008, Txiki Begiristain firmaba el regreso al club de Gerard Piqué, un joven central que había destacado en las categorías inferiores junto a Cesc y Messi, entre otros, y que había dado el salto al Manchester United —incluido un año de cesión en Zaragoza—. Piqué venía con la vitola de campeón de la Champions League con el equipo de Alex Ferguson y dispuesto a recoger el testigo en la zaga de ilustres como Puyol y Márquez.
Hoy, seis temporadas después, no pasa el día sin que haya división de opiniones respecto al central. Sus defensores recuerdan que hay pocos con tanto barcelonismo corriendo por sus venas, con un coeficiente intelectual altísimo y un compromiso que le ha hecho ganar otras dos Champions en el Barça, dos Eurocopas y un Mundial de selecciones con España. Por contra, sus detractores lo acusan de no estar ni en forma ni concentrado durante algunos tramos de la temporada, de pasar no pocas noches jugando al póquer o distraído por otros factores externos al club, como por ejemplo el revuelo que representa su relación con Shakira.
Influyan o no todos esos factores, hay un aspecto dentro del fútbol de élite que es indiscutible, y así lo creen desde jugadores a entrenadores y directores técnicos: si el futbolista no se siente presionado por otros que vienen a quitarle el puesto, existe el peligro del acomodo. Cuando el jugador sabe que, entrene bien o mal (o incluso aunque no entrene), tendrá garantizado no sólo su puesto en el once titular, sino las renovaciones contractuales casi automáticas, no extraña que se produzca un descenso en el rendimiento. Si se analiza la evolución de la plantilla azulgrana en la posición de central desde la llegada de Piqué al primer equipo, es fácil advertir una cierta dejadez en los últimos años.
Temporada 2008-2009: 7 centrales.
Piqué llega en verano de 2008 junto a Cáceres. La plantilla ya cuenta, además, con Puyol y Márquez, amén del lesionado de gravedad Gabi Milito. Además, Guardiola cuenta con Víctor Sánchez como comodín para la posición, aunque sólo le alinearía siete partidos en todo el año. Aún no había reconvertido a Abidal a central, aunque tuvo que tirar de Touré en algún momento del tramo final de temporada. Gerard se adaptó rápidamente y su rendimiento fue espectacular, haciéndose con la titularidad sin problemas.
Temporada 2009-2010: 6 centrales.
Se marchan del club Cáceres, Víctor Sánchez y la solución para las bajas en la Champions, Yaya Touré. Llega Chygrynskiy para unirse a Piqué, Puyol y Márquez. Milito sigue lesionado. Guardiola se ve obligado en algún momento puntual a tirar de Keita como central ante las bajas, pero el experimento no acaba de convencer. El propio segundo entrenador, Tito Vilanova, concede una entrevista a final de temporada en el que confiesa que Pep y él pasaron miedo en los últimos meses por si a Piqué, el único sano al final, cogía un resfriado. Primer aviso.
Temporada 2010-2011: 4 centrales.
El descalabro económico que supuso la operación Chygrynskiy y, sobre todo, la operación Ibrahimovic, hacen que al nuevo director técnico, Andoni Zubizarreta, le sea complicado encontrar centrales de primer nivel para sustituir las bajas del ucraniano y del mexicano Márquez. Milito había vuelto a disputar un partido casi dos años después, pero solo se le respeta su último año de contrato por su gran amistad con Messi. Con solo Piqué y Puyol como centrales puros, Pep se ve obligado a reconvertir a Abidal para algunos partidos y, sobre todo, a transformar al centrocampista recién llegado Mascherano en un central de circunstancias. El calvario de lesiones que empieza a sufrir el capitán entonces convierte al ex del Liverpool en la pareja ideal de Piqué. Hay dos aspectos económicos que empiezan a fraguar la dejadez de la junta directiva en el tema del central: la hipoteca que supondrá el fichaje de Neymar y el deseo de Rosell y cia. por salvarse cuando antes de los avales.
Temporada 2011-2012: 4 centrales.
Guardiola pide un central para apretarle las tuercas a Piqué. Se ha ido Milito, y el equipo solo cuenta con Gerard, un Puyol que envejece y un Mascherano reconvertido. Por si fuera poco, a Abidal, que había regresado tras la operación por el tumor y demostrado grandes aptitudes como central de emergencia, se le debe trasplantar el hígado. Solo llega Andreu Fontás, del filial, para sustituir al francés… ¡en marzo! El Barça acaba, una temporada más, con Piqué como único central puro y sano. Guardiola, que ya ha detectado cierta autocomplacencia en algunos de sus jugadores, Piqué incluido, anuncia que se marcha, posiblemente porque se ve incapaz de reconducir la situación y porque la directiva no entiende la necesidad de renovar la plantilla.
Temporada 2012-2013: 3 centrales.
Con Abidal fuera de juego, Puyol cojeando y Mascherano de central reconvertido, Piqué continúa como dueño y señor del puesto de central. Tito pide dos jugadores y un esfuerzo a Zubi para evitar el acomodo de Piqué y dar refresco a Busquets. El bueno de Andoni le ficha a Alexander Song, que ni es central ni «4». Las primeras pruebas con el camerunés en la defensa son un desastre, y tampoco parece que pondrá en jaque la titularidad de Sergio. Se sube del filial a Marc Muniesa, que ha pasado un infortunio con las lesiones y que se vuelve a lesionar de larga duración tras jugar un solo partido. Fontás, que se esperaba que diera el salto de calidad esa temporada, es incomprensiblemente cedido al Mallorca en octubre. La incorporación del canterano Marc Bartra es todo lo que pone el club a disposición de Tito Vilanova para mandarle un aviso a Piqué. Los millones estaban destinados a otra cosa, como se vería meses después.
Temporada 2013-2014: 4 centrales.
Llegamos a la actualidad. Abidal, Fontás y Muniesa ya no están en el club. La nómina de centrales se reduce a un Piqué poco exigido, un Puyol casi siempre lesionado que acaba de anunciar que se marcha en junio, un Bartra ignorado por Martino en las rotaciones y un Mascherano que bastante ha hecho con cumplir, poniendo en peligro su participación en una selección argentina en la que se le sigue considerando centrocampista. No importa que haga años ya que Guardiola y Vilanova expresaran sus temores con respecto al eje de la defensa. «Puyol es el fichaje«, le obligaron a decir a Martino tras negarle un fichaje en invierno. No hay un duro, al menos ninguno que no pase por la familia Neymar.
Mientras tanto, al aficionado le toca asistir a la decadencia y al acomodo de un grandísimo central como Gerard Piqué, instalado en la comodidad de saber que es titular indiscutible por «incomparecencia del rival». Solo las broncas que Carles Puyol le echaba desde la enfermería conseguían ponerle las pilas de cuando en cuando, pero el capitán se va en junio. Y se rumorea que Masche, su pareja de baile en los últimos años, mira con ojos golosos al sur de Italia. Zubi tiene trabajo, muchísimo, y tarea acumulada desde hace años. Como a los malos estudiantes, al Barça se le apelotonan los deberes y los exámenes de recuperación. Este verano, le pediremos a la junta el boletín de notas.