Osasuna fue, el pasado sábado, el encargado de frenar la fantástica racha de victorias en Liga del Barça, dejándola en ocho, una menos que el récord histórico del mejor inicio de la Liga y una más que las conseguidas por Tito el año anterior. El equipo del Tata, a pesar de no jugar un buen partido, tuvo ocasiones para ganar el partido y quizá el signo del encuentro habría cambiado de haber salido Messi de inicio, acostumbrado a dar puntos en días aciagos para el ataque culé. Sin embargo, el 0-0 se mantuvo durante todo el encuentro y el Barça cedió sus dos primeros puntos. Aún así, gracias al pinchazo del Atlético en Cornellá, el punto le vale para ser líder en solitario de la Liga en la semana del Clásico, con el Madrid a tres puntos recuperando sensaciones.
Tiempo habrá para hablar del partido contra el equipo de Ancelotti. El Barça debe afrontar antes su duelo más complicado en el grupo de Champions contra el Milan en San Siro. El resultado de ese partido puede dejarlo muy cerca de asegurarse el primer puesto del grupo tras sólo tres jornadas. Y es que, mirando los números (fríos, objetivos), el conjunto del Tata es tan fiable como se puede llegar a ser: infalible en Liga hasta este sábado, pragmático en Champions, vencedor de la Supercopa. El argentino aún no sabe lo que es perder un partido oficial con su polo pistacho.
El frío, no obstante, acabará llegando a Barcelona, más pronto que tarde. Será entonces cuando dejemos de ver el polo, será entonces cuando los rivales de más envergadura vayan pasando por el Camp Nou. Este sábado viene uno de aúpa, pero no es el más trascendente que tendrá que afrontar Martino. Los días van corriendo y, más allá de los números, no hay mucho por donde coger a su equipo. Neymar fue la única adición de un conjunto al borde, esta vez sí, del fin de ciclo, sensación atestiguada por algunos partidos de esta temporada. Que el empate se produjera contra Osasuna fue anecdótico: pudo haber sido con el Málaga, el Sevilla o el Valencia. Esas victorias eclipsaron la realidad de un equipo que sólo hizo acto de presencia ante el Levante y la Real Sociedad y que no logra transmitir mejores sensaciones que la temporada pasada, con resultado conocido. La bonanza en Liga también sirve para ocultar, momentáneamente, la principal preocupación culé: ¿qué le pasa a Messi?
Esta semana se antoja clave en el devenir de la temporada, no tanto por su repercusión, sino por ver dónde se encuentra realmente este Barça cuando noviembre ya está a la vuelta de la esquina: ¿es un equipo capaz de competir con los mejores o sólo para estar por casa? ¿Está el Tata para no molestar o sólo necesita tiempo para desarrollar su idea? Y, lo más importante, ¿creen los jugadores en esa idea o se limitarán a pontificar sobre todo lo que iba mal como si fuesen ajenos a ello?