Mientras presenciaba el partido del Barça B en el Miniestadi, el presidente golpista ha mostrado su confianza hacia los jugadores al afirmar que «el club, los directivos, los técnicos y los socios estamos con nuestros jugadores porque estamos en el tramo que nos gusta a todos, en el de disputar todos los títulos«. Bien haría este presidente -a quién no le ha votado nadie- en no hablar en representación de aquellos a quienes no está moralmente legitimado para representar.
Porque a los socios y aficionados no nos ha dejado en otra tesitura que apoyar a los mismos once cabrones de siempre -parafreseando aquellas míticas palabras de John Benjamin Toshack cuando entrenaba al Real Madrid- gracias a su quietud e inmovilismo respecto a esta plantilla. Desde que llegaron al club, la junta directiva ha seguido permitiendo que estos mismos once cabrones de siempre hayan aniquilado a dos entrenadores –Guardiola y Roura– y vayan camino de hacer lo mismo con el tercero, Gerardo Martino.
Evidentemente Enric Bartomeu Reyna que no queda otra que estar con nuestros jugadores. ¿Qué otra opción tenemos los socios y aficionados? Bien pensado, tenemos otra: la de bajarnos del barco tal como nos sugirió Daniel Alves, empleado del Barça que ya ha atacado en dos ocasiones en las últimas semanas a sus propietarios -los socios- sin que desde el club medie ninguna sanción ni advertencia pública.
Porque esa es la idiosincrasia de esta junta, la del presidente electo y la del presidente golpista: proteger sistemáticamente a estos once cabrones a cuenta de entrenadores, socios y aficionados, niños incluidos. Y sin embargo, nosotros hemos de estar siempre a su lado cuando ellos hace tiempo dejaron de estar al nuestro.
La afición apoyará a los jugadores hasta que llegue un Zalayeta. Que vaya con cuidado el señor Bartomeu porque ese día quizás esté más cerca de lo que piensa, incluso antes del referéndum del Camp Nou, que parece ser lo único que ahora interesa a esta junta. Un Zalayeta antes de esa fecha sería fatídico para una directiva que debería tener grabada a fuego el 23 de marzo, fecha de la visita del Barça al Bernabéu.
O sea que, paradojas del destino, quizás quien más deba confiar en estos mismos once cabrones sea esta junta. Los socios y aficionados -no nos queda otra- seguro que lo haremos.