La ficha en inglés de la Wikipedia correspondiente a Florentino Pérez lo define como un ingeniero civil, expolítico y presidente del Real Madrid y de la constructora ACS. No obstante, lo primero que aparece es businessman. Empresario. O si se quiere ser literal, hombre de negocios. En esta faceta, la del business, Pérez ha obtenido un éxito inversamente proporcional al fracaso que supuso su corta carrera política en las filas de los extintos UCD y PRD.
En los últimos tiempos no dejamos de descubrir la «ingeniería negocial» (gracias, Rosell, por el término) que podría esconderse detrás de algunas de las operaciones del presidente madridista. Si semanas atrás ya comentamos las «casualidades» del fichaje de Illarramendi o la carta blanca de la que goza en España, la informaciones recopiladas esta semana por la cuenta de Twitter @florentinonews ponen, cuanto menos, una sombra de duda sobre la gestión de Pérez en un puñado de fichajes del Real Madrid. Conviene aquí recordar que el club de la capital no es una sociedad anónima y que su junta directiva no inyecta las arcas blancas con dinero de su propio bolsillo. Que el club pertenece a sus socios, vamos. Y es curioso cómo muchos de los millones del patrimonio madridista podrían acaban en la caja de ACS. Una casualidad, seguro.
A finales de mayo de 2009 se produjo el regreso a la presidencia de Florentino. No hubo unas elecciones al uso, ya que el resto de los candidatos (Eugenio Martínez Bravo, Juan Onieva y Eduardo García Muñoz) abandonaron la carrera electoral. Según el periódico online Libertad Digital, «debido a extrañas circuntancias ocurridas en sus candidaturas«. Pero la segunda etapa de Pérez al frente del Real Madrid poco se parece a la primera en el capítulo de fichajes. Las incorporaciones de antaño iban encaminadas a construir un equipo de fútbol legendario, el álbum de cromos definitivo, donde toda figura mundial del fútbol (y el marketing) podía tener cabida: Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham… Aquella orgía terminó tras una derrota junto a las playas de Mallorca donde a veces atracaba su yate, con una dimisión precipitada y un mensaje explicativo: «He mimado demasiado a los jugadores«.
A Dios puso por testigo de que jamás tendría que volver a repetir esas palabras. A su regreso, se comió con patatas el fichaje de Cristiano Ronaldo (que ya estaba hecho por Calderón) y se trajo a Kaká para cumplir con sus promesas electorales. Y se acabó. A partir de entonces, muchos de los fichajes de Florentino Pérez dejan de tener el glamour como premisa y aparecen casuales operaciones financieras de ACS más o menos ligadas a las nuevas incorporaciones. Para protegerse de los descalabros deportivos en que esto pudiera derivar (y derivó), empleó la vieja fórmula de rodearse de sparrings que encajaran sus golpes (como Valdano, que tropezó dos veces en la misma piedra traicionera) y de porteros de discoteca mamporreros (como The Special One).
Durante el verano de 2010, en su segundo año, comienza la operación Hochtief, un intento de ACS por controlar la empresa constructora alemana, séptima del mundo en el momento, y que opera en su mayor parte en Turquía y Estados Unidos. La parte más jugosa del pastel eran los contratos de obras pendientes de ejecutar. Durante ese periodo, se acometen los fichajes alemanes de Khedira (31 de julio) y Özil (17 de agosto), teniendo este último además procedencia turca. En septiembre, Florentino ya está preparado para lanzar una OPA sobre la empresa alemana, cuyas acciones siguen bajando en bolsa. Un asunto del que ya informó nuestro compañero Jordi Blanco en las páginas del diario Sport.
Un mes después, sin que la adquisición se resuelva, Hochtief se impone a ACS en la concesión de un poyecto de autopistas en San Francisco. Poco importa la «derrota», las cartas están marcadas: las tres empresas contendientes son ACS, Hochtief (que acabaría perteneciendo a ACS antes de comenzar las obras) y un grupo de infraestructuras junto a la Corporación Financiera de Caja Madrid, aliados de Florentino en mil batallas.
Pero volvamos al fútbol. En verano de 2011 el Real Madrid hace otos dos extraños fichajes: los turco-alemanes Sahin y Altintop. Esa misma semana Hochtief permite a ACS colocar a sus consejeros al frente de la constructora, con lo que la empresa de Pérez obtendrá los votos necesarios en la asamblea de accionistas en la que se decide el control del ente. Los contratos en Estados Unidos ya son de ACS. Este es el verano en que el Real Madrid empieza a jugar y ganar torneos de verano allende los mares. La presencia y visibilidad del club de fútbol y de la constructora en USA y Canadá aumentan exponencialmente.
Conseguido el objetivo empresarial, empieza a producirse en el club blanco la «descentralización» alemana. En verano de 2012 salen del club Altintop, que apenas ha llegado a vestirse la camiseta en un par de ocasiones, y Nuri Sahin, que pasa su «estancia» en Madrid lesionado y es cedido al Liverpool. Al año siguiente acabaría en el Borussia de Dortmund en el mercado de invierno. En verano, sale Özil con destino al Arsenal. Ya no importa. Las próximas carreteras importantes a construir que hay que conseguir están en Colombia.
Si los extraños fichajes de Florentino Pérez y su gestión económica del Real Madrid acaban teniendo o no un beneficio directo en sus negocios personales es un tema muy difícil de comprobar en un juzgado. ¿Es casual que ACS esté tras la reconstrucción de Anoeta? ¿Que consiga contratos en Colombia tras el fichaje de James Rodríguez? ¿Y toda esta trama turco-alemana desvelada por @florentinonews? Las casualidades existen, claro, pero la propia casualidad las colocaría al azar, no siempre sobre el mismo despacho de La Castellana.