El Atlético de Madrid bombardeó ayer los cimientos del nuevo proyecto del Faraón Florentino con un partido sublime. No fue el típico encuentro de intercambio de golpes que podría enamorar a un chino trasnochado ni a niños que ayer presenciaran su primer derbi. Sin embargo, el Cholo ha conseguido que se puedan encontrar pocas definiciones mejores de equipo hoy en día en este deporte que siempre ha puesto un especial énfasis en las individualidades. El Atlético de Madrid es un equipo, un bloque de hormigón armado, ese es su mejor aval y su principal déficit. Tiene jugadores especiales, como Diego Costa, Koke o Courtois, pero ninguno de ellos es más que el todo. Donde manda capitán no manda marinero.
Lo más probable es que este magnífico conjunto de Simeone se desfonde en la maratón que es esta Liga. Las dos últimas se han ganado con 100 puntos y esa es una cota que se antoja inalcanzable para la amplitud de plantilla (y calidad) de los colchoneros. Habrá que tener un ojo muy pendiente de ellos en Champions. Si superan la liguilla, pocos equipos serán capaces de echarlos en una eliminatoria a doble partido, básicamente porque no cometer errores en 180 minutos es utópico y el Atlético los devora como la hiena más salvaje.
Mientras tanto, al noreste de la capital, los culés se relamen con la derrota del Madrid, el verdadero rival en Liga por jugadores y por intangibles. Los merengues están ya a cinco puntos y no ofrecen señales de mejora a pesar de contar ya con todas sus rutilantes estrellas. No obstante, mal haría el equipo del Tata dejándose llevar por la euforia y acomodándose en el colchón. Su inicio de temporada, si bien no han cedido puntos aún, no ha sido mucho mejor al del equipo de Ancelotti y el juego, salvo excepciones honrosas, sigue brillando por su ausencia. A pesar de no tener nadie delante que les tape el sol, las dudas siguen pululando por el horizonte. Convendría más que el entrenador argentino se dedicase a construir un bloque como el de su compatriota de Madrid, aunque ello conllevase dejarse puntos en el camino. De otra forma, se corre el riesgo de dejar de competir por la Champions a mediados de abril y quizá, sólo quizá, a manos de un señor equipo como el del Cholo Simeone.