Jerzy Kukuczka, el himalayista humilde

Una cuerda de segunda mano comprada en un mercadillo de Katmandú acabó con la vida de Jerzy Kukuczka, conocido como Jurek, un alpinista polaco con pocos recursos económicos que hacía apenas dos años se había convertido en la segunda persona –después de Reinhold Messner– en llegar a la cumbre de los catorce ochomiles del planeta.

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Aquel 24 de octubre de 1989, Jurek y el también alpinista polaco Ryszard Pawlowski intentaban escalar el Lhotse (8.511 m) –cuarta cumbre más alta del mundo–, en el Nepal, por su cara sur. La cuerda, que había sufrido mucho desgaste, se partió mientras Kukuczka intentaba alcanzar un bloque de hielo precipitando su cuerpo a una caída de más de 3.000 metros.

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El Lhotse es una montaña tan próxima al Everest que se conquistó por primera vez como parte de su exploración. Por su cara norte tan sólo se eleva 610 metros por encima de la cordillera del Himalaya, lo que la hacía prácticamente invisible y muchas veces considerado un ochomil menor. La cara sur, en cambio, tiene una pared de más de tres kilómetros de altura en poco más de dos kilómetros horizontales, que la hicieron uno de los objetivos más apetitosos del alpinismo mundial. Actualmente hay cinco vías de ascenso por esta cara sur.

Durante la década de los 80, Kukuczka y Messner empezaron una rivalidad casi enfermiza por ser la primera persona en completar los catorce picos de más de ochomil metros. Cuando en 1979 el alpinista polaco coronaba el Lhotse por la ruta normal (Noroeste), Messner ya había conseguido cinco ochomiles. El alpinista italiano, además, le llevaba ocho años de experiencia en el Himalaya. Pero ese no era el mayor problema de Kukuczka. La precariedad económica de su familia y de su país le hacían casi imposible conseguir financiación para realizar sus sueños. Como él mismo describe en su libro Mi mundo vertical «pintaba las chimeneas de las fábricas, mientras soñaba con el Everest» en una Polonia metida de lleno en el comunismo que llevó al país entero a la huelga y que desembocó en la declaración de la Ley Marcial por parte del general Wojciech Jaruzelski en 1981, durante cuya vigencia fueron asesinadas más de 250 personas y alrededor de 10.000 fueron detenidas como presos políticos.

La depresión comenzó a adueñarse de todo. Pasado cierto tiempo sentimos que se vislumbraban ciertas posibilidades, y aún así los deportistas seguían marchándose. Nosotros también estábamos arrestados en la Asociación para la Difusión de la Cultura Física y del Deporte.

Pese a ello, en 1980 consigue coronar el Everest abriendo una nueva ruta –única vez que precisó de ayuda de oxígeno artificial– y continuó su lista de conquistas que le llevaron a coronar las catorce cimas en el menor tiempo, 7 años y 11 meses –el escalador surcoreano Kim Chang-Ho, el 20 de mayo de 2013 rebajó en algo más de un mes una marca que había perdurado más de 25 años, estableciendo un nuevo récord en 7 años, 10 meses y 6 días–. En el proceso, estableció diez nuevas rutas y escaló cuatro de los picos en invierno. Messner, que necesitó de 16 años para culminar la hazaña, hacía pocos meses que había conquistado el Lhotse y establecido el récord de ser la primera persona en conseguir hacer cumbre en las catorce cimas más altas del planeta sin necesidad de oxigeno artificial. El alpinista italiano acabó rindiéndose ante el que para la mayoría es el mejor alpinista de la historia enviándole un telegrama: «no eres el segundo, eres grande».

Kukuczka en su libro relata de esta manera su particular lucha con Messner:

Era consciente de que, tras el Cho Oyu me habían empezado a tratar como el que seguía a Reinhold Messner, y tenía posibilidades. Cuando me hablaban de ello allí, hacía gestos de desagrado, en realidad poco podía seguirle, pues para que yo pudiera ganar esta carrera tendrían que encerrar a Reinhold en su castillo alpino, y a mí permitirme hacer lo que quisiera en los Himalayas. Pero eso no quería decir que me rindiera. No, para nada. Y es que el «fumarse» durante un solo invierno dos ochomiles no lo había logrado nadie en la historia del alpinismo mundial. Era una proeza, de eso me daba cuenta. Esta «carrera» con Messner había surgido por sí sola. Me había entregado a ella sin estar convencido de sus reglas. No porque hubiera «despegado» con tanto retraso en relación a mi rival. La persecución misma por las altas montañas, por las vías normales, sólo para que entraran en la «cuenta» no me interesaba. Sin embargo me fascinaba la idea de catorce nuevas vías en los catorce ochomiles. Lo llevaba a cabo con pasión. Una nueva ruta o hacerla en invierno, un lugar donde nadie hubiera estado nunca. Era un precio que merecía la pena pagar. Un verdadero juego. Y la carrera con Messner me ayudaba a realizar este plan.»

«Ayer, el famoso alpinista Reinhold Messner llegó a la cima del Lhotse. Es el primer ser humano que ha subido a las catorce montañas más altas del mundo. (…) En el comedor se hizo el silencio, en medio del cual ya nadie prestaba atención a las siguientes noticias que llegaban de la radio. Como si mis amigos quisieran mostrar su respeto por lo que yo debía estar pasando en estos momentos. (…) Noté todas las miradas clavadas en mí. (…) Tenía que contestar algo. Y dije: Mañana salimos para arriba. (…) Ese momento se me quedó grabado. Ya sabía que Reinhold estaba en el Makalu, que tenía permiso para el Lhotse. Sabía que no iba a tener problemas de traslado, porque en situaciones así utiliza el helicóptero. Y sabía que no tenía ningún obstáculo para terminar su «colección». Subía a los sucesivos ochomiles por la vía normal, era un alpinista excelente. Tendría que haber tenido muy mala suerte para no alcanzar su objetivo. Un objetivo que tenía un enorme valor, y no sólo deportivo. Esperaba la noticia, pero ahora que la había recibido, pese a todo, me puse triste. Y es que él era el primero.

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Obligado muchas veces a realizar vivacs en temperaturas extremas, su cuerpo yace para siempre a los pies de la montaña en la que inició su aventura y la que posteriormente se cobró su vida: el Lhotse.

No me basta con estar sólo en las montañas, no basta con estar en una expedición. Considero que si se va a las montañas tiene que ser con algún objetivo, y ese objetivo es subir la montaña.

Lista de ochomiles:
• 4 de octubre de 1979. Lhotse (8.511 m). Con Andrzej Czok, Zygmunt Heinrich y Janusz Skorek. Ruta normal por la cara Noroeste.
• 19 de mayo de 1980. Everest (8.848 m). Con Andrzej Czok. Nueva ruta por la cara Sur.
• 15 de octubre de 1981. Makalu (8.451 m). Nueva variante y ascensión en solitario por su cresta Noroeste.
• 30 de julio de 1982. Broad Peak (8.048m). Con Wojciech Kurtyka. Ruta normal por el espolón Oeste. Estilo alpino.
• 1 de julio de 1983. Gasherbrum II (8.035 m). Con Wojciech Kurtyka. Nueva vía a través del espolón Suroeste. Estilo alpino.
• 23 de julio de 1983. Gasherbrum I o Hidden Peak (8.068 m). Con Wojciech Kurtyka. Nueva ruta en la cara Suroeste. Estilo alpino.
• 17 de julio de 1984. Broad Peak. Con Wojciech Kurtyka. Nueva vía a través de sus cimas Norte y Central. Estilo alpino.
• 21 de enero de 1985. Dhaulagiri (8.167 m). Con Andrzej Czok. Primer ascenso en invierno a través de la normal por el espolón Noreste.
• 15 de febrero de 1985. Cho Oyu (8.153 m). Con Zygmunt Heinrich, Maciej Berbeka y Maciej Pawlikowski. Nueva vía por el pilar Sureste. Primer ascenso en invierno a través de una nueva ruta.
• 13 de julio de 1985. Nanga Parbat (8.125 m). Con Zygmunt Heinrich, Sławomir Łobodziński y Carlos Carsolio. Nueva ruta a través del pilar Sureste.
• 11 de enero de 1986. Kangchenjunga (8.598 m). Con Krzysztof Wielicki. Primer ascenso invernal por la normal a la cara Suroeste.
• 8 de julio de 1986. K2 (8.611 m). Con Tadeusz Piotrowski. Nueva vía por la cara Sur. Estilo alpino.
• 10 de noviembre de 1986. Manaslu (8.156 m). Con Artur Hajzer. Nueva ruta por la cara Noreste. Estilo alpino.
• 3 de febrero de 1987. Annapurna (8.091 m). Con Artur Hajzer. Primera invernal a la normal de la cara Norte.
• 18 de septiembre de 1987. Shisha Pangma (8.046 m). Con Artur Hajzer. Nueva vía por la arista Oeste. Estilo alpino.

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