Gary Lineker, el gentleman de los 80

Gary Winston Lineker (Leicester, 1960) jamás recibió en su extensa carrera en Inglaterra, España y Japón una sola tarjeta amarilla. Bastaría este único dato para definir a un deportista singular sino fuese porque su trayectoria estuvo jalonada de goles, marcas y distinciones, tanto individuales como colectivas.

Firmó su primer contrato profesional con el equipo de su ciudad, el Leicester City, en 1978. Las siete temporadas que allí jugó fueron decisivas en la historia reciente del club, no ya por sus 95 goles en 194 partidos, sino por su implicación posterior en evitar la desaparición del club en 2002. No solo aportó de su bolsillo 5 millones de libras esterlinas para las maltrechas arcas del equipo inglés, sino que logró atraer a otros ex jugadores como Emile Heskey para que hicieran lo propio. Hoy comparte la vicepresidencia de honor del Leicester con Gordon Banks y Peter Shilton.

Lineker, talento y goles

Pero a  principios de los 80, Gary Lineker daba lo que más tenía: talento y goles. Con él en sus filas el modesto Leicester City subió a la máxima categoría en dos ocasiones y llegó a ser segundo máximo goleador del campeonato 83-84 tras Ian Rush, distinción que ya no se le escapó al año siguiente (24 goles).

Estaba cantado que el futuro de Gary estaba en uno de los clubes grandes del país, y en 1985 se puso al servicio del vigente campeón: el Everton. Por segunda vez consecutiva fue máximo goleador (30 tantos), pero los de Merseyside doblaron la rodilla ante el Liverpool, el la liga por solo dos puntos y en la final de la FA Cup por 3-1.

Para entonces ya era el gran delantero de la selección inglesa. En el Mundial de México’86 llevaba 5 goles cuando le tocó en semifinales contra la Argentina de Maradona. El sexto gol de Lineker en el torneo le valió el trofeo de máximo goleador pero no fue suficiente para contrarrestar ni la «mano de Dios» ni el «barrilete cósmico». Para quitarse las penas, decidió cambiar de aires y aceptar la oferta del FC Barcelona de Terry Venables. 2.800.000 de libras tuvieron la culpa.

Formando tándem con Mark Hughes, el inglés no decepcionó: 21 goles en 41 partidos en su primera temporada, hat-trick incluido al Real Madrid de la Quinta del Buitre (3-2), a la que volvió a dejar en evidencia en el Bernabeu en un amistoso de selecciones.

La hepatitis no le frenó

Pasó un mal trago con una hepatitis que le impidió rendir con su selección en una desastrosa Eurocopa 88, pero ganó la Copa del Rey y la extinta Recopa de Europa en 1989, aunque ya aquel año Johan Cruyff lo había relegado a la posición de interior derecho, donde no se encontraba tan cómodo ni tenía ocasión de demostrar su talento goleador. Tras perder su puesto en el once, fue traspasado al Tottenham dejando en Barcelona 52 goles en 138 partidos y rechazando una gran oferta del Manchester de Alex Ferguson para jugar en ataque junto a su ex compañero Hughes.

Volvió a quedar máximo goleador de la liga inglesa (24) pero su equipo solo logró la tercera posición. Sin tiempo para tomarse un respiro acudió con Inglaterra al Mundial de Italia, donde marcó 4 tantos. Los penaltis para deshacer el empate en semifinales ante los anfitriones volvieron a mandar a su selección a casa y para escuchar de sus labios una de las frases del fútbol más famosas de la historia: «El fútbol es sencillo, un deporte donde 22 jugadores corren en pos de un balón durante 90 minutos y donde siempre gana Alemania.»

Dos temporadas más en el equipo de Londres le supusieron una FA Cup y una marca en el club de 67 goles en 105 partidos de liga. En el último año marcó 28 goles y solo fue superado por Ian Wright, pero el Tottenhan quedó en 15ª posición y no fue renovado.

Emigró entonces, como tantos jugadores de cierta edad en aquella época, a Japón. En el Nagoya Grampus Eight las lesiones solo le permitieron jugar 23 partidos (9 goles) en dos años, antes de anunciar su retirada. Gary Lineker lleva años ejerciendo de comentarista deportivo en varias cadenas de radio y televisión y escribiendo columnas en diversos periódicos, nunca exento de polémica por su tendencia a hablar sin pelos en la lengua. El año 2005 se las tuvo con el jugador australiano Harry Kewell por sus palabras sobre el traspaso de este ultimo al Liverpool.

Cinco años después dejó de escribir en The Mail tras el despido de su director Lord Triesman por el escándalo de las escuchas ilegales que implicaban a Rusia y a España en la compra de votos para la decisión de la sede del Mundial 2018. La más reciente, la pelotera del año pasado con el jugador del Queen’s Park Rangers Joey Barton por apoyar a Alan Shearer en su denuncia de los malos modos en el campo del capitán del modesto club londinense. Y es que merece la pena seguir la cuenta en Twitter de Lineker (@GaryLineker), siempre tan irónico y letal en sus palabras como lo fue antes en los campos de fútbol.

Atentos al taxista del reciente anuncio de colaboración en el FC Barcelona y la compañía aérea Qatar Airways:

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