Durante la etapa de José Mourinho en el Real Madrid hubo un término que se hizo popular en el entorno culé: yihad mourinhista. Hacía referencia a aquel sector madridista que era tan fiel al entrenador portugués que acusaba de pseudomadridista a cualquier otro seguidor blanco que realizara un comentario en contra de Mou. Se le tachaba inmediatamente de desagradecido con el entrenador que había conseguido devolver al Real Madrid al máximo nivel. Algo que, por cierto, era más que discutible. La sensación que transmitía ese sector era que, más que seguidores del Real Madrid, eran seguidores del Fútbol Club Mourinho.
Aquello tan criticado entonces se está repitiendo, pero en versión culé, desde que Pep Guardiola -el mejor entrenador y el más laureado de la historia del Barça– se hizo cargo del Bayern de Múnich. Existe un sector en la masa culé que celebra cada victoria del conjunto alemán como si de una victoria culé se tratara, llegando al extremo de declarar que “en mi palmarés particular, cuento los títulos del Bayern de Guardiola como títulos del Barça. Orgullo de nuestra franquicia”, como se pudo leer en la cuenta de twitter de una de nuestras firmas invitadas, Ernest Folch, tras la victoria en el Mundial de Clubes del club bávaro en el día de ayer.
Este sector, seguidores del Fútbol Club Guardiola, acompañan sus argumentos de críticas directas a quienes no sólo no nos alegramos de las victorias de un equipo alemán -o bien nos generan indiferencia- sino que además, cuando éste disputa una competición como la Champions League, donde es nuestro máximo rival, deseamos la derrota del Bayern, como la de cualquier rival del Barça, llámese Real Madrid, Chelsea o Atlético de Madrid.
Porque los seguidores del Fútbol Club Guardiola -se supone que también seguidores del Fútbol Club Barcelona- han perdido ya la perspectiva de que detrás de Josep Guardiola -el mejor entrenador de la historia del Barça- está nuestro máximo rival en Champions, del cual Pep ahora forma parte. Y que hay un sector del barcelonismo que sólo vemos eso, nada más, porque nuestro equipo sigue siendo el Fútbol Club Barcelona. A Josep Guardiola siempre habrá que agradecerle todo lo que hizo por nuestro club, pero ser indiferente a sus triunfos con otro equipo o desear que el equipo -no él- que entrena y que es nuestro máximo rival en Champions pierda, no es de ser mal culé, ni es de ser rosellista, ni resentido, sino simplemente de querer lo mejor para nuestro club.
Si Pep Guardiola hubiese fichado por el Real Madrid, ¿también sería de mal culé desear que el conjunto blanco perdiese en Liga y en Champions? Entonces la respuesta si estaría clara.
O no, quién sabe…