Frígols, el verdugo del mejor Espanyol

Jornada 28. El ocho de abril de 1973, a la misma hora que Solsona, Roberto Martínez y Amiano golean en Sarrià al Oviedo, en el viejo estadio de Castalia el Barça acude fiel a su cita con la fatalidad. Líder, visita al Castellón, sexto y considerado una de las revelaciones del campeonato. Clares y Planelles sentencian antes del descanso lo que acabará siendo una humillación con otra diana de Planelles y una cuarta de Del Bosque… Al acabar la tarde el líder en Primera División es el Espanyol.

A partir de aquí se escribe la historia de lo que pudo ser y no fue. La fatalidad y el destino se unieron contra aquel equipo formado por Borja, De Felipe, Ochoa, Granero, Glaria, Solsona, Poli, Amiano, Roberto Martínez, Pepín y José María, con Romero, Ramos, De Diego, Carbonell, Marfil o Bertomeu completando una plantilla que, dirigida por José Emilio Santamaría llegó a encadenar doce jornadas sin perder o se dio el gusto de golear en Sarrià al Valencia, vencer a Real Madrid y Atlético o ganar al Barça en el mismísimo Camp Nou. A la postre no sirvió. Pero en el Espanyol no olvidan que hace cuatro décadas la Liga estuvo cerca de teñirse de blanquiazul.

Tras su goleada al Oviedo, a seis jornadas del final, el Espanyol se encontraba con el primer puesto y disparado hacia la gloria. Pero esa gloria la dejó escapar apenas una semana después, cuando un empate en el campo del Betis le descabalgó de un liderato que ya no volvió a saborear. El protagonismo de aquella tarde en el Villamarín se lo repartieron Amiano, Sánchez Ibáñez, Roberto Martínez… Y Francisco Frígols Lila, futbolista que cuatro años después de no concretar su pase del Sabadell al Espanyol, le ajustició.

Aquel quince de abril de 1973, al Espanyol, que ganaba por 0-1 en el descanso gracias a un golazo de Amiano, le expulsó Sánchez Ibáñez a Roberto Martínez en el minuto 44 por dos tarjetas ‘blancas‘. La primera, ridícula por desplazar levemente el balón en el minuto 41; la segunda, por revolverse ante una agresión de Frígols. Ya en el segundo tiempo, un error de Borja permitió el empate de Rogelio y aunque Amiano, otra vez, puso en ventaja al Espanyol, Frígols, el que debió ser expulsado en la jugada que acabó con Roberto Martínez en la calle, acabó empatando.

Frígols era un mediocentro defensivo nacido en Chella que del Gandía pasó al Sabadell en 1967. En 1969, el club vallesano negoció su venta al Espanyol, que acababa de descender a Segunda y rechazó su incorporación para fichar al veterano Griffa, del Atlético, y al joven Marín del Badalona. Cuatro años después, ironías del destino, fue quien provocó que al club banquiazul se le empezase a escapar la Liga de las manos.

La historia a partir de aquel quince de abril siguió con errores varios de los aspirantes que concluyó con el título en manos del Atlético de Madrid. Aquella misma tarde el Barça recuperó el liderato venciendo al Sporting (3-1) empatado con el Atlético (2-1 a Las Palmas) y un punto por encima de Espanyol y Real Madrid, al que un tal Guruceta empujó a ganar en Burgos (2-3) con un gol en fuera de juego de Zoco en el último minuto para mantenerse en esa lucha a cuatro.

El Espanyol ‘enterró’ al Real en la jornada 30 con un gol de Solsona mientras en Las Palmas el Barça perdía por 2-1 para dejar solo arriba al Atlético, que venció con doblete de Irureta (4-2) al colista Burgos. Y fue en la siguiente, la 31, cuando acabó para el equipo de Santamaría el sueño, al no pasar del empate en su visita a ese Burgos ya desahuciado. Y es que una victoria le habría aupado otra vez al liderato por cuanto Barça y Atlético empataron en el Camp Nou.

El cinco de mayo, en San Mamés, un autogol de Romero sentenció la derrota y despedida del Espanyol. Con dos jornadas por jugarse, el Atlético de Max Merkel (que venció al Granada con doblete de Luis Aragonés) lideraba la clasificación con dos puntos sobre el Barça (que venció al Burgos por 2-0) y tres ya sobre el equipo blanquiazul. Su suerte estaba echada.

El título acabó en manos del Atlético, que sumó el punto primordial en Zaragoza en la penúltima jornada para depender de si mismo en la última, en que ganó al Deportivo (3-1) mientras el Barça, ya rendido, no pasaba de la igualada frente al mismo Zaragoza en el Camp Nou.

Para entonces, el mejor Espanyol liguero que se recuerda hacía tiempo que se había despedido del sueño. Un mes antes, en Sevilla y frente a un Betis desesperado por escapar del descenso, comenzó a enterrar sus esperanzas la tarde en que un árbitro llamado Sánchez Ibáñez decidió cortarle las alas y un tal Frígols, que pasó de Sabadell al Betis por la indecisión blanquiazul, le condenó.

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