Con Tom Brady pasa como con los viajes de larga distancia, siempre hay alguien que pregunta ¿cuánto queda?. El segundo quarterback más influyente del siglo XXI y el más ganador se acerca de manera irremediable a su retiro, en el que el pobre no tendrá nada más que hacer que estar con Gisele Bündchen. Antes de que tal penitencia lo alcance, ¿será cierto, como empiezan a decir algunos medios, que Tom Brady está ya acabado?
El partido contra Kansas City fue espantoso. No solo por parte de Tom Brady, sino que los Patriots en su conjunto estuvieron irreconocibles. Los Chiefs, que son el antónimo a una navaja suiza porque el 97% de sus jugadas ofensivas consisten en dársela a Jamaal Charles para que corra, despiezaron sin piedad al equipo más dominante de los últimos años. El 14-41 fue un buen reflejo de lo que sucedió en el Arrowhead.
Que toda la culpa no sea del número 12 no quiere decir que gran parte de ella no le corresponda. Brady estuvo mal. Mal como se le recuerda pocas veces. 14/23 en pases para 159 yardas con un touchdown, dos interceptaciones y un fumble perdido (del que no se puede culpar más que a la inoperancia de su tackle izquierdo). Veamos las dos
Este lanzamiento es difícilmente justificable. No había ningún receptor abierto, sí, pero Edelman (al que va dirigido el balón) estaba cubierto y Sean Smith, el cornerback rodeado en la imagen, estaba siguiendo sus movimientos. La interceptación no tiene historia: el pase va directo a las manos de Smith. Edelman no corre lo suficiente y se le puede achacar, aunque no había ninguna manera de que pudiese llegar hasta donde Smith recoge el balón. Con 24-0 en el marcador en el último cuarto, este error en campo aún propio se cerró con un field goal que puso a los Chiefs 27-0.
Si la primera INT tenía difícil explicación, esta no tiene ninguna. Brandon LaFell, el receptor al que va la pelota, va hacia el interior, pero está cubierto por dos Chiefs. Es el free safety, Husain Abdullah (menudo partidazo que hizo) el que lee los ojos a Tom y se hace con la fácil interceptación, que devuelve poco más de treinta yardas para touchdown, poniendo el último clavo en la tumba de los Pats. Había otras opciones mejores (aunque la cobertura de la defensa es tremenda), en ningún caso un jugador como Brady puede lanzar en una zona donde hay dos jugadores rivales por uno propio.
Las interceptaciones no fueron el único problema del mítico quarterback de los de Nueva Inglaterra. Está fuera de sintonía con sus receptores y no se adapta a una línea ofensiva que se halla en el umbral de lo terrible. Su QB Rating, el índice que se usa para medir a los quarterbacks, es de los peores de la Liga (incluso por detrás del espantoso EJ Manuel) y su porcentaje de pases completos está en un nuevo mínimo de su carrera con un 59.1%, a lo que hay que unir un muy preocupante 5.8 yardas/pase.
¿Está Brady en el final de su carrera? Sí, rotundamente. ¿Está acabado? Desde luego que no. El año anterior, los Patriots también empezaron mal y acabaron en el partido que definía al campeón de la AFC, perdiendo contra los Broncos del otro acabado. Tom no tenía sintonía con sus receptores después de la marcha de Welker, que era su tipo para todo. Su porcentaje de pases completos tocaba mínimos de su carrera y parecía desquiciado en las primeras semanas. Al final, la historia fue la que fue. Sería un milagro que Tom volviera a la forma de sus mejores años, sin embargo aún le queda cuerda para unos años. Eso si su línea ofensiva se lo permite, claro. Brady sigue teniendo el talento suficiente como para estar entre los cinco mejores de la Liga y está en una división pobre que no exigirá lo mejor de él para irse apuntando victorias.
«Me retiraré cuando apeste», dijo Brady hace apenas un mes. Por ello, muchos han saltado en respuesta al bajo nivel tanto de él como de los Patriots. Existe en la sociedad un ansia igual de grande por crear héroes que por destruirlos. La novedad es lo que prima. Tom Brady lleva siendo enorme desde hace demasiados años, con un currículum casi intachable. Su caída, como la de Peyton Manning o Drew Brees, se espera con ganas. Hay algo de morboso en ver a los más grandes sucumbir, algo que los iguala a los que los vemos semana tras semana. Son mortales, al fin y al cabo.
Para más inri, Jimmy Garoppolo, el quarterback de segunda ronda salido de Eastern Illinois (como Tony Romo, al que batió sus récords) hizo un espléndido 6/7 para 70 yardas y un touchdown. Desde la pretemporada, Jimmy ha mostrado un buen nivel y se lo ha visto muy cómodo en el pocket. Es un jugador muy prometedor y gastar la segunda ronda en él fue toda una declaración de intenciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que sale con 41-7 en contra, con una defensa que ya no da el máximo y que no lo tiene estudiado. Eso no es ápice para reconocer que, muy probablemente, a Garoppolo le esperan días más brillantes de los que restan a Brady hasta su retirada. Aún así, la mejor opción de quarterback para los Patriots sigue siendo, con diferencia, la de Tom Brady. Y, si no, en enero hablamos.