El fútbol tiene estas cosas. A veces ganas 7-1 y te preguntas si ha empezado la era dorada de nuevo, y a veces empatas 1-1 y te vas a la cama apretando los dientes, sabiendo que se te han escapado dos puntos… pero también sabiendo que has sumado uno más que el Real Madrid. ¿Cómo era eso de ver el vaso medio lleno? Pues eso: el Barça ya le saca cuatro a los de blanco. Y aunque parezca poca cosa, lo cierto es que hace dos semanas ni eso parecía posible.
El partido ante el Betis tuvo de todo menos goles. Bueno, tuvo dos, pero con la cantidad de llegadas del Barça, da la sensación de que el marcador se quedó corto. Empezó animado, con Ferran en modo asistente —parece que está decidido a hacer callar a todos los que pensaban que sólo servía para el sprint final en los relevos— y Gavi poniendo el primero en el marcador antes de que nos diera tiempo a pestañear. 1-0 y a soñar.
Claro que el Betis, que venía con lanzadores de largo alcance y algo de picardía, no tardó en recordarnos que esto no iba a ser un paseo. Nathan empató tras un córner en el que Ronald Araujo falló de forma inexplicable. Y con eso, vuelta a empezar.
El Barça dominó, insistió, apretó. Pero el balón, caprichoso como siempre, se negó a entrar. Pedri lo intentó, Lamine bailó, Raphinha rozó el poste, Koundé se animó… hasta Gavi volvió a probar suerte. El guion era el mismo de otras noches: posesión, ocasiones, sensación de superioridad… pero nada de lo que se contabiliza en el marcador.
Y sí, es verdad, el Barça no supo rematar al rival, pero hay que ponerlo en contexto: sin Iñigo Martínez por precaución, sin Raphinha de inicio para que llegue con las piernas frescas al miércoles, y con la Champions asomando la cabeza como quien se cuela en la fiesta. No era el día para romperse, era el día para sumar y seguir.
¿Que hay tertulianos ya frotándose las manos con el empate? Que esperen. Este Barça, aún con deberes pendientes, empieza a mostrar señales de madurez. No se deja llevar por la ansiedad, sabe controlar los partidos y, aunque no siempre acierte, transmite algo que hace tiempo que no se veía: competitividad.
Ahora llega el Dortmund. Montjuïc volverá a ser testigo, y esta vez se espera más que 47.043 valientes. El empate ante el Betis no fue la fiesta que muchos esperaban, pero tampoco fue el drama que algunos necesitan. Se construye en el día a día, y hoy, sin brillo, el Barça siguió sumando. A veces, eso también cuenta.
Foto: FC Barcelona