EXIGIDO en un par de ocasiones, respondió bien. Le faltó presencia en los balones aéreos.
DESPISTADO. Perdió muchos balones que se convirtieron en contraataques rivales por su banda.
COJO. Al capitán se le vio un extraño caminar en algunos momentos del partido, pero no necesitó pedir el cambio.
BOMBERO. Más que apagar fuegos, solo tuvo que bajar gatitos.
CENTROCAMPISTA. Vivió de medio campo hacia arriba. En la primera parte cometió alguna falta lateral innecesaria.
COMODÓN. Le exigió tan poco el Getafe que perdió algunos balones tontos.
ALBAÑIL. Se cansó de hacer paredes y de construir el juego de su equipo.
ENTREGADO. Se marcó un gran partido en lo físico y pisó bastante el área rival.
CELESTIAL. Marcó dos goles y participó en todo. Su mejor encuentro de la temporada.
ELÉCTRICO en todas sus acciones, asistió en el primer gol y provocó el penalti del segundo.
PASTELERO. Puso varias «roscas» de mérito y volvió a dar su ración habitual de trabajo en la presión.
OVACIONADO. Su regreso fue más aplaudido que el gran juego del equipo. En media hora tuvo tiempo de marcar dos goles y rozar el hattrick.
INDOLENTE. No le queda ni rastro del hambre y las ganas que le vimos el año pasado.
ALTERNATIVO. Salió para ensayar junto a Busquets un centro del campo musculoso (por si las Champions…).