SEGURO. Resolvió sin problemas todas las ocasiones que creó el Celta.
DE HIERRO. Serio atrás, apoyó como siempre en ataque. Se llevó un doloroso balonazo en la primera parte que no pareció afectarle demasiado.
MAGNÍFICO. Continuó aprovechando sus oportunidades y dejando patente que se encuentra en mucho mejor forma que el ausente Piqué.
EXPEDITIVO. El Celta no le exigió demasiado, pero el poco trabajo que tuvo lo resolvió sin demasiados problemas.
ROTO. Aguantó treinta minutos sobre el césped, tras varios partidos más de lo que nos tenía acostumbrados.
FUNDAMENTAL. Otro gran partido táctico del verdadero sostén de este equipo.
SÓLIDO. Martino apostó por él para dar fuerza al centro del campo y el camerunés cumplió sin problemas.
EFICAZ. Redondeó un buen partido con una asistencia y dos buenos goles.
GASEOSO. Alternó movimientos rápidos y algunos desbordes con fases en las que no participó demasiado. Algo mejor que en los últimos partidos.
MEJORADO. El chileno ha ganado confianza en los últimos partidos y eso se nota en su actitud y su trabajo.
PARTICIPATIVO. Despejó parte de las incógnitas de los últimos días ayudando en el centro del campo e intentando siempre desbordar a los defensas. Progresa adecuadamente.
CUMPLIDOR. Sustituyó al lesionado Adriano y no sufrió en exceso como lateral izquierdo, aunque jugar a pierna cambiada impidió que se sumara al ataque.
TRASLÚCIDO. Entró a falta de 20 minutos para sustituir a Cesc Fàbregas y ayudó a controlar el tramo final del partido.
S.C. No tuvo tiempo ni de arrancar la moto.