Del Milan de Maldini al Barça de Puyol

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Atenas, 23 de mayo de 2007. Un Milan con un once repleto de jugadores que pasaban la treintena, con una media de edad de 31 años y donde el jugador más longevo era Maldini con 38, se proclama Campeón de Europa frente al Liverpool, cerrando así un ciclo dorado del conjunto rossonero que comenzó con el título de Champions en Glasgow en 2003 y que incluye la final perdida en 2005 y la participación en cuatro de las cinco semifinales de la Liga de Campeones en ese periodo.

Y todo eso, prácticamente con el mismo equipo, como lo demuestra que siete de los once jugadores que disputaron la final de 2003 participaron en la de 2007. A partir de ese año comenzó la travesía por el desierto milanista, en la cual aún se encuentran inmersos, con la excepción del oasis de la Liga de Ibrahimovic en 2011.

El eterno capitán culé, Carles Puyol, lleva proclamando desde cierto tiempo que su ilusión sería imitar a Paolo Maldini y cumplir 40 años vistiendo la camiseta del primer equipo. Lo que en un principio puede parecer una simple declaración de intenciones individual sin más, va camino de convertirse en una hoja de ruta marcada del destino no sólo del jugador de La Pobla, sino también del resto del equipo.

Porque a las incomprensibles (por el periodo de tres años)  renovaciones de Xavi y Puyol -que finalizarán contrato superados los 35-, se une ahora una propuesta de ampliación a Iniesta que también situaría su final de contrato en esa frontera. Y a todo esto, Neymar aparte, el Barça continua sin renovar ni rejuvenecer ningún elemento de la columna vertebral del equipo, que sigue siendo la misma que consiguió la Champions League en 2009 y 2011.

Si nadie cambia el rumbo que ha tomado la política deportiva actual -donde parece que hay más preocupación en perpetuar a jugadores que están o empiezan a estar en claro declive en lugar de rejuvenecer la plantilla-, el Barça de Puyol va camino de convertirse en el nuevo Milan, en un equipo lleno de grandes jugadores en la fase final de la carrera, capaces de ganar partidos y títulos, más por el nombre y la veteranía que por su estado de forma.

Quizás eso dé para conseguir otra Liga de Campeones, quién sabe, pero viendo la trayectoria del Milan en Europa y en la Serie A desde aquel 2007, es posible que el camino a tomar deba ser el que debió adoptarse tras la final de Wembley de 2011: rejuvenecer el equipo y comenzar a mantener a los Xavi, Puyol y compañía en un, aún necesario, segundo plano.

Aunque quién sabe si nuestro 2011 no fue su 2007… El tiempo lo dirá.