Camp Nou: siete años de siesta y uno de prisas

Desde aquel referéndum de 2014 en el que los socios del Barça aprobaron con entusiasmo el Espai Barça y la remodelación del Spotify Camp Nou, los medios y la oposición se han dado cita cada año para clamar por la vuelta al estadio. Bueno, no cada año: a partir de 2021.

Lo que pocos recuerdan —o prefieren obviar— es que entre 2014 y 2021, bajo la presidencia de Bartomeu, el proyecto estuvo prácticamente paralizado. Cambios de directiva, prioridades (!) deportivas y negociaciones urbanísticas sirvieron de excusa para mantener el Camp Nou en estado de espera mientras se caía a trozos, los abonados limpiaban con afán las cagadas de paloma en sus asientos y la directiva ocultaba informes que aludían a riesgos para la seguridad de los espectadores. Se hablaba de estudios, revisiones, reuniones y presupuestos inflados, pero apenas hubo obra física alguna. La realidad era que nada avanzaba por pura inacción.

Cuando la directiva de Joan Laporta reactivó el proyecto en 2021, con el referéndum telemático que aprobó financiación hasta 1.500 millones, hubo un intento de comunicar plazos y fechas de regreso al estadio que, como suele ocurrir con este tipo de obras, no se han podido cumplir. Cada anuncio de fechas futuras se encontró con retrasos y, por supuesto, con titulares catastrofistas que los críticos convirtieron en evidencia de mala gestión. “Improvisan y engañan al socio”, decían. Y claro, ya decía Núñez que al socio no se le puede engañar. La cosa es pensar de verdad que alguien en su sano juicio daría no una fecha de retorno al estadio, sino varias, a sabiendas de no cumplirlas. ¿Dónde está el beneficio?

La elección de Limak como constructora tampoco ayudó a calmar los ánimos. La adjudicación provocó reacciones furibundas en parte del sector local de la construcción, y no faltaron voces mediáticas y de exprecandidatos y excandidatos a las elecciones del Barça —algunos de ellos incapaces de superar ni siquiera las firmas necesarias en su día— que vieron en la decisión una afrenta personal y una prueba más de que “el club no escucha a nadie”. La escena fue perfecta para que los medios llenaran páginas y minutos de televisión con indignación ajena, mientras las excavadoras seguían su curso sin hacer caso a los gritos.

Por fin se empezaron a demoler parcialmente graderías, a levantar nuevas estructuras y trabajar en accesos, tecnología e instalaciones VIP. Pero incluso ahora, en septiembre de 2025, la vuelta completa al Camp Nou sigue siendo un horizonte ya no lejano, pero tampoco inminente. Mientras tanto, sigue el ruido y los mismos de siempre siguen repitiendo su mantra, como si cada pausa en la obra fuera un fracaso del club, sin reconocer que los años de inmovilismo anterior habían convertido un proyecto ambicioso en un calendario de retrasos y titulares alarmistas.

Para ponerlo en perspectiva, el único partido confirmado a día de hoy fuera del Camp Nou será contra el Valencia este domingo en el Estadi Johan Cruyff. Lo demás, de momento, está por ver mientras se hace acopio de paciencia y se logran los permisos necesarios. Y mientras algunos se empeñan en dramatizar cada semana que transcurre sin el Spotify Camp Nou operativo, la obra avanza paso a paso. Porque reconstruir un estadio de más de 104.000 espectadores no se hace con titulares ni columnas de opinión, sino con trabajo, planificación y, sobre todo, evitando que la inacción se confunda con gestión y la información y la necesaria crítica, con ruido.

Foto: FC Barcelona

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