Entrenad, por favor

asado

En este casi permanente 28 de diciembre en el que vive el club, podría parecer otra inocentada más subrayar que el Barça sigue vivo en la Liga. Y lo hace a pesar de ellos, con la mayoría de los jugadores pensando ya en el tan anhelado Mundial, ante el cual una Liga sabe a cerveza sin alcohol. Con dos puntos de seis posibles ante Getafe en casa y Elche a domicilio, el Barça dimitió dos veces y, como a Zubizarreta, la Liga no se la aceptó. Jugando un poco a la lechera, con esos asequibles cuatro puntos el Barcelona sería ahora líder y le valdría con empatar en el Camp Nou ante el Atlético.

Marcos López (@marcosperiodico), el bueno, el periodista de El Periódico, informaba ayer que Bartomeu había bajado al vestuario tras el empate ante el Elche a pedir una semana de «entrenamientos, de trabajar y de concentración«. No, no es otra inocentada como el precio de Neymar. El presidente, ante el partido que dirimirá si la temporada puede considerarse buena dentro de la gravedad o un atronador fracaso, rogando a los jugadores que esta semana, por favor, no hagan asados, ni despedidas y, si puede ser, mejor sin días de fiesta. En una semana que hagan lo que quieran, como en el resto de la temporada, pero estaría bien que estos días se esforzaran un poco. O que lo aparentaran.

Si a unos hombres que están a noventa minutos de ganar el único título grande de la temporada hay que exigirles (con la boca pequeña y una sonrisa) que entrenen, es que el barco hace aguas por todos los costados. Da igual que venga Luís Enrique, Valverde, Klopp o Guardiola. Lo último que se le debería pasar por la cabeza a un jugador que necesita seis puntos para ganar la Liga es organizar asados o celebrar en un hotel a pocos días del penúltimo partido de la temporada. El partido de Elche ya fue una buena muestra del resultado de tomarse una semana libre. Y el Atlético no es el conjunto ilicitano, sino un equipo que destroza sin piedad a los conjuntos que se relajan. Tampoco valdrá un empate con ellos.

Y hay que pedir una semana de entrenamientos.

Quizá sería conveniente que tanto directiva como aficionados tuviesen en mente momentos bochornosos como este cuando el entrenador que se haga cargo del equipo tome decisiones difíciles. Si se vende a un líder del vestuario, que recuerden que a ese líder ya le iba bien no pisar el césped con la Liga en juego o que el otro peso pesado tampoco se opuso a organizar una comida de despedida a dos partidos del título. No, el Barcelona no necesita gente así. El hambre por la carne no debe ser mayor al hambre de títulos. Las fiestas hay que merecerlas. Está bien que quieran hacer una fiesta de despedida a Martino, al fin y al cabo el argentino les ha permitido planificar la temporada a dedo, pero hay momentos más apropiados para ello. Queda feo que tres días después de mostrarse profundamente afligidos por el empate ante el Getafe (Luís Suárez llorando parecía el hombre más feliz del mundo en comparación, será por no ser de la cantera), se les vea de asado por la Ciutat Esportiva, ante las cámaras y con galería de fotos del propio club.

Tapaos un poco. Y entrenad, por favor.