Fuera de la Champions, autodescartado de la Liga por desidia y obligado a hincar la rodilla ante el máximo rival con un título en juego, el final para esta etapa tan prolífica del Barça ha sido tan sonado como aquel inicio.
En Mestalla, donde todo empezó aquel 13 de mayo de 2009 logrando el primer título de la temporada del triplete, ha acabado definitivamente el ciclo del mejor Barça de la historia. Un ciclo que ya venía decayendo, pero que el miércoles quedó muerto y enterrado. Cuatro años y once meses después toca volver a empezar.
Aquellos jugadores que sublimaban el fútbol andan ahora perdidos. Messi es seguramente el mejor ejemplo. Huérfano de un ecosistema apropiado para explotar sus virtudes, vive últimamente desconectado, sin saber qué hacer en el campo. Alves es otra clara muestra. Continúa siendo un jugador exuberante en lo físico, pero ya nadie le acota sus movimientos y actuaciones en el campo. Fruto de ello no se asocia y ha optado por olvidar sus labores defensivas y jugárselo todo a base de centros a nadie. Paradigmático es el ejemplo de Xavi. El que manejaba el equipo a su antojo ha perdido la partitura, incluso fuera del campo. Sus declaraciones a la prensa en los últimos partidos, no aceptando victorias rivales y achacándolo todo a la mala suerte, no están a la altura del futbolista.
»El Barça, una entidad tan autodestructiva en lo malo como exagerada en lo bueno»
Toca volver a construir un proyecto ganador. Tanto en lo deportivo como en lo institucional. Siendo esta una entidad tan autodestructiva en lo malo como exagerada en lo bueno, la caída deportiva ha sido paralela al despropósito en las oficinas. Cuando el equipo no ha sustentado lo institucional todo ha caído como un castillo de naipes, ocasión inmejorable para volver a resurgir en todas las esferas.
»El equipo no parte de cero. El estilo está marcado»
Por suerte, este club no parte de cero, no debe hacerlo. El estilo está marcado, se ha comprobado que funciona y se ha visto qué hay que hacer –y qué evitar- para que continúe funcionando. Hay estilo, hay cantera educada en esa manera de concebir el juego y jugadores de base suficientes como para llevar a cabo una regeneración. Ahora ‘sólo’ hay que tomar las decisiones adecuadas.