Asensio no es Asensi

¡La que se está montando con el fichaje del bermellón Marco Asensio por parte del Real Madrid! En la capital ya se ha vendido que estamos ante el nuevo Isco (ya veremos, aunque de momento sí que son culés los dos, por mucho que les obliguen a borrar tuits antiguos de sus cuentas). Mientras tanto, en Barcelona ya se aprovecha para atizar a Zubizarreta por dejar escapar en agosto este suculento fichaje. La velocidad que está cogiendo esta gigantesca bola de nieve que representa el discutible trabajo del director técnico se lo lleva todo por delante, añadiendo a la gigantesca masa de escarcha toda crítica que sale al paso. Pero nuestra capacidad de análisis, me temo, también ha sido fagocitada.

¿De qué estamos hablando realmente? Marco Asensio, que apenas es mayor de edad, es un atacante de banda que debutó con el Mallorca B en Tercera División la temporada pasada. Finalizó teniendo minutos en el primer equipo… en Segunda División. Los encargados del scouting del Barça dieron el OK en verano para negociar por el jugador, a quien se quería incorporar al B para que adquiriera los fundamentos de juego del club y luego diera el salto al primer equipo, si procedía. El mismo protocolo seguido con Halilovic. Alcanzado el acuerdo con el jugador, el Barça estaba dispuesto a pagar 1 millón de euros por, insisto, un jugador de 18 años con escasa experiencia en Tercera y un puñado de partidos en Segunda. Y lo que ocurrió es que Dudu Aouate, antes de materializarse la operación y tres días después de colgar las botas, compró las acciones de Cerdà y Serra Ferrer, se convirtió en máximo accionista y se autoproclamó manager general del club bermellón. Primer punto en el orden del día, paralizar toda operación de compra-venta de jugadores. Segundo, remitir al Barça a la cláusula de rescisión de Asensio: 3,5 millones de euros más IVA.

¿Debía Andoni Zubizarreta aceptar el envite? Estamos hablando de más de 4 millones de euros por un imberbe jugador de tercera con talento, muchísimo talento, pero que no deja de ser una promesa. Un extremo zurdo en una plantilla que cuenta con Neymar y (en ese momento) con Deulofeu. En esas fechas, andaba el culé de calle mosqueado con Zubi por el tema de la edad de Matthieu, el estado físico de Vermaelen y los rollos con la FIFA. Si se llega a dejar chantajear por el nuevo mandamás mallorquín, le abríamos atizado hasta en el carné de identidad.

¿Cuántos de los que están leyendo este artículo sabían quién era Marco Asensio la semana pasada? Seamos serios: por lo único que en Barcelona escuece que el Barça no fichara al chaval es porque lo acaba de hacer el Real Madrid. Punto. El entorno merengue ya se ha encargado, además, de adornar a la operación con los consabidos extras mediáticos, a saber: entradillas del tipo «El nuevo Isco» y titulares en negrita y mayúsculas calificando el asunto de «Bofetada al Barça«. Ya está liada. Rueda que rueda la bola.

Respira, culé, que te va a dar algo. Asensio no es Asensi, al menos de momento. Y Zubi tiene mucho por lo que hacer penitencia, deslices que acabarán costándole el cargo, pero no este. Habríamos criticado la operación en agosto. No portemos ahora antorchas solo porque el Real Madrid fiche al nuevo Zidane… o Canales, o Trashorras, o Fauvert, o… a saber.