El Barça de Johan Cruyff preparaba la final de la Recopa, que el día 10 de mayo debía enfrentarle a la Sampdoria en Berna, cuando fue invitado al partido de conmemoración del 75 aniversario de la fundación del CD Banyoles. Un mero trámite para el equipo culé, pero seguramente uno de los partidos más importantes de la historia de la entidad gerundense.
Para aquel partido Cruyff convocó a seis jugadores de la primera plantilla: López Rekarte, Valverde, Soler, Urbano, Unzué y Carrasco y echó mano del segundo equipo para completar la lista que debía afrontar el partido. En aquella lista coincidieron Tito Vilanova con sus amigos Jordi Roura y Aureli Altimira –que años más tarde formaron juntos parte del cuerpo técnico del primer equipo– y un debutante todavía en edad juvenil: Pep Guardiola.
El 1 de mayo de 1989, el Barça ganó cómodamente al Banyoles por 2-6 en un partido sin más historia y que perfectamente podría ser olvidado en el tiempo, si no fuera porque significó el debut del que posiblemente sea el mejor entrenador de la historia del conjunto culé.
Al descanso los azulgranas ya ganaban 0-3 con goles de Pozanco, Linde y Carrasco. Entonces Cruyff decidió cambiar el equipo por completo dejando en el vestuario al debutante Guardiola al que le espetó una de sus míticas frases: «has jugado más lento que mi abuela». En la segunda mitad, Altimira marcó el cuarto gol y Roura completó la goleada en la mejor jugada de todo el partido que nació de las botas de Vilanova.
«Tito era un jugador especial, muy técnico que tenía un guante en el pie. Muy inteligente y con excelente salida de balón» recordó Lluís Carreras, hoy entrenador del Mallorca –que también fue convocado para aquel partido con 16 años, pero que se quedó sin debutar– y con el que coincidió en el conjunto balear que ascendió a Primera División en 1997.
Carreras recuerda la frialdad de la que hacía gala Vilanova –que había debutado ocho meses antes con 19 años en un amistoso en Elda y esta era su segunda aparición con el primer equipo–: «Quizá estuviera nervioso, pero no se le notaba. Hubo una falta y estando en el campo futbolistas con más veteranía como Soler, se fue decidido a lanzarla… Y lo hizo».
Diez días después el Barça de Cruyff derrotó en Berna a la Sampdoria de Vujadin Boskov –fallecido también esta semana y al que se le homenajeó junto a Tito Vilanova en los partidos de semifinales de la Champions League disputadas en Munich y Londres– y empezó así a construir la leyenda del Dream Team.
Los jugadores del filial descendieron a Segunda B y Vilanova dejó el Barça aquel verano para fichar por el Figueres. Guardiola, durante la siguiente temporada, empezó a asomar la cabeza por el primer equipo con más asiduidad.
En el verano de 2007, Guardiola no dudó en llamar a Vilanova cuando fue seleccionado para dirigir el filial azulgrana, logrando ascender de categoría y llamar la atención de Joan Laporta, que veía como el proyecto de Rijkaard y Ronaldinho agonizaba. Pep y Tito, Guardiola y Vilanova iniciaron así un viaje que terminó siendo glorioso en cuanto se abrocharon los cinturones.