ATAREADO. Mucho trabajo, como de costumbre esta temporada. Tal vez pudo hacer un poco más en el primer gol del Madrid. Después, paró lo que pudo.
PASOTA. Su banda fue una autopista para cualquier jugador del Madrid que pasaba por allí. En ataque, esta vez, no compensó su falta de interés defensivo.
RECUPERADO. Cuando se empeña, se parece al que fue. Junto a Alba, el mejor defensa del Barça. Gracias a él, el marcador no subió más.
DESCONCENTRADO. Falló en los dos primeros goles del Madrid, Benzemá le ganó la partida por alto en el primero y por posición en el segundo. No fue su día, y eso en el Bernabéu, y siendo central, se paga caro.
APLICADO. Ató bien a Bale, aunque eso le retuviera en su faceta atacante. Su banda fue un fortín, no como la de Alves.
DESACOSTUMBRADO. Lleva partidos sin ser el que era. Tal vez el juego del Tata no favorece su lucimiento en su posición habitual. En la primera mitad vio pasar los balones de ida y vuelta y no pudo intervenir lo que acostumbra. En la segunda mitad mejoró.
EL SABIO. Conoce a las mil maravillas cómo es esto de jugar en el Bernabéu. No se achica ante el escenario y eso se nota.
DESAPARECIDO. No aportó casi nada, ni para bien ni para mal. No supo aprovechar la defensa adelantada que planteó el Madrid.
IMPERIAL. En este tramo final de Liga es de los pocos que está al 100×100 en el Barça, y eso se nota en su desparpajo, en sus regates. La clase es la de siempre.
ÚNICO. E irrepetible, tanto para el fútbol, como para su equipo, que viene sustentándose en él en los últimos tiempos. Si Messi está bien, ni que sea un poco, el Barça gana los enteros que antes tenía gracias al conjunto.
FALLÓN. Como nos tiene acostumbrado desde que aterrizara en Barcelona. Tiene llegadas, pero falla en la definición. Hoy debía jugar Pedro, pero Martino le negó una vez más, y ya van muchas este año.
TAMBIÉN JUGARON
DESENCHUFADO. No encontró el ritmo saliendo desde el banquillo.
INFRUCTUOSO. Lo intentó un par de veces durante el tiempo que estuvo en el campo pero no le salió. Poco más.