Vermaelen, el octavo pasajero

Thomas Vermaelen, central belga de 28 años que desde 2009 pertenecía al Arsenal, ha sido finalmente el ganador del casting y fichará por el FC Barcelona para acompañar a Piqué, Bartra y Mathieu en la zona crítica de la defensa azulgrana. Ni Marquinhos, ni Vertonghen, ni Agger… El elegido es un jugador, castigado a partes iguales por las lesiones y la indiferencia de su entrenador, del que hacía meses se hablaba en el entorno del Camp Nou pero que siempre, o casi siempre, estuvo desplazado a un segundo término.

Si ha sido el elegido, por encima de cualquiera, de Zubizarreta habrá que atender a los argumentos del Director Deportivo azulgrana. Curiosamente esta última temporada, a la sombra de Koscielny y Mertesacker, Vermaelen apenas ha participado en 21 partidos oficiales de su equipo. En la Premier jugó 14 encuentros siendo titular solamente en 7 de ellos y completando 6, disputó 91 minutos repartidos en dos apariciones en la Champions y fue titular en los 5 encuentros entre FA Cup y Copa de la Liga. Trasladada su figura a la selección belga, los números tampoco abrillantan, puesto que acudió al Mundial… como suplente de Van Buyten, jugador de 36 años y reserva en el Bayern este pasado curso. Su participación en Brasil se limitó a media hora frente a Rusia. Media hora en la que, por cierto, se lesionó.

Del rendimiento que pueda ofrecer Vermaelen se discutirá tanto o más del que se espera de Mathieu y está claro que la apuesta de Zubizarreta aumenta el riesgo hasta el máximo a la vista de la respuesta que ya se multiplica en el entorno del Barça. Pero lo ¿divertido? es certificar a través de su fichaje (valorado entre los 15 y los 19 millones de euros) el enésimo negocio que Arsène Wenger hace a costa del club azulgrana.

Si hace un mes repicaban las campanas del Camp Nou por haberle traspasado a un jugador al Arsenal (Alexis), hoy la normalidad en las relaciones entre los dos clubes se ha restablecido con el fichaje de Vermaelen, que viene a heredar el viaje de Song, como el camerunés sucedió a Cesc… Y así sucesivamente hasta Overmars y Petit, los primeros cracks que se mudaron desde el viejo Highbury.

Desde que un día Joan Gaspart se marchó a Londres orgulloso con la chequera llena por el ingreso de Figo y hasta hoy, el Barça le ha pagado al Arsenal unos 165 millones de euros, lo que viene a ser un 30 por ciento del coste del flamante Emirates Stadium (550 millones de acuerdo a diversas publicaciones). En el verano de aquel año 2000, con el barcelonismo aún aturdido por la fuga de Luis Figo al Real Madrid, el presidente Gaspart viajó ufano a Inglaterra para invertir 55 de los 60 millones ingresados por el portugués para traerse a Overmars y Petit. Del rendimiento de ambos poco hay que decir, del francés principalmente.

Tres años después Laporta y Rosell (pareja de hecho en la época) lograron la cesión de Gio van Bronckhorst, a quien en 2004 el Barça fichó en propiedad a coste cero y que hoy, al cabo de una década, puede aún considerarse el jugador con pasado gunner que mejor rendimiento ha ofrecido en el Camp Nou.

Su marcha en 2007 coincidió con el fichaje, deseado desde hacía tiempo, de Thierry Henry, por quien el Barça pagó 24 millones de euros para que formase ‘Los 4 fantásticos’ junto a Ronaldinho, Eto’o y Messi… Y que acabó siendo un fiasco absoluto. El francés se redimió al siguiente curso (ya con Guardiola en el banquillo y sin Ronaldinho en el campo) y abandonó el club con mejor prensa que rendimiento a cuenta de su precio, las expectativas que provocó y lo que acabó por ofrecer individualmente.

El siguiente en aterrizar, en 2008, fue Alexandr Hleb, interior exquisito en el Arsenal, jugador con un rendimiento tan mayúsculo en Inglaterra como invisible en Barcelona. El bielorruso fue una petición expresa de un Guardiola que tardó escasamente tres meses en entender el fracaso de su fichaje, que costó 16 millones de euros y ha pasado a la posteridad como uno de los mayores fiascos de los últimos tiempos.

Tras Hleb le tocó el turno al hijo pródigo. Cesc, quien se había marchado al Arsenal en edad cadete por motivos tan explicados como poco argumentados, volvió al Barça en 2011 gracias al pago de 34 millones de euros, un tercio (aproximadamente) de los cuales utilizó Wenger para sustituirlo por Mikel Arteta. Fàbregas acaba de dejar el Barça por la puerta de atrás después de tres temporadas con mejores números que sensaciones, sin ganarse nunca a la afición del Camp Nou y sin que nadie, por extraño que parezca, le eche de menos. Y Wenger le dio con la puerta en las narices cuando le llamo para volver a su otra casa…

Al cabo de un año la costumbre se tradujo en Alexander Song. Tras el fiasco de Chygrynskyi el Barça buscaba ya un central y acabó fichando un mediocentro que teóricamente podía desempeñarse en el centro de la zaga. Song, por quien el club azulgrana pagó en el verano de 2012 unos 18 millones de euros, está ahora en la puerta de salida después de no adaptarse a ninguna de las posiciones en que se le utilizó.

Thomas Vermaelen aparece ahora para convertirse en el octavo trasvase entre Londres y Barcelona. Wenger lamentó en voz alta su salida mientras aplaudía con las orejas el negocio por aligerar la plantilla de un jugador con quien apenas contó el último curso, lesionado o sano. El Arsenal ingresará entre 15 y 19 millones de euros y el Barça cerrará la zaga, se supone, con un futbolista apartado del primer plano mediático pero elemental en los planes de Zubizarreta.

La apuesta del Director Deportivo es arriesgada y se supone que cuenta con el beneplácito absoluto de Luis Enrique. Pero en el entorno del Camp Nou, más allá de los condicionantes personales de Vermaelen, causa hilaridad la facilidad con la que el Arsenal hace negocio a costa del Barça. Eso se traduce en unos 165 millones de euros.

Con toda esta historia, no estaría de más que la directiva gunner tuviera la cortesía de hacer descuento a los socios del Barça que quisieran ver un partido en el Emirates.

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