Orlandi’s Monday: ¿Dueños de nuestro destino?

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¡¡Vaya semanita!! ¡¡No se ni por donde empezar!! Igual empiezo por el final…

La ovación al equipo y sobre todo al entrenador después del partido del sábado. Solo fue un empate, pero para nosotros fue mucho más que eso. El ambiente que viví será difícil de olvidar. Esta comunión equipo-afición es la que nos tiene que ayudar a conseguir el objetivo de la permanencia. El partido con el Wolverhampton era muy complicado y se vio a un equipo entregado y comprometido. Tuvimos ocasiones, peleamos y creo que hubo ratos de buen fútbol. Es solo el comienzo…

En el fútbol profesional hace tiempo que entendí que no somos dueños de nuestro destino. Y hay mil ejemplos para explicarlo. La semana que hemos tenido ha sido de lo más surrealista que he vivido como profesional. El lunes, de entrada, nos encontramos a las cámaras de SkySports en la puerta grabando cómo llegábamos los jugadores al entrenamiento. Ahí ya imaginé que algo pasaba. Al entrar en los vestuarios el entrenador me pidió hablar conmigo a solas. Lo que me dijo entenderéis que es confidencial pero no me dejó para nada tranquilo. José Riga es una gran persona y la plantilla está a muerte con él, con eso lo digo todo. La realidad es que ya no teníamos segundo entrenador porque había dejado el club. Imaginaros que el lunes hicimos doble sesión de entrenamiento sin saber quien sería nuestro entrenador al día siguiente…

Nos enteramos que el club había hablado con diferentes personas para ocupar ese puesto, pero todo a través de la televisión. Nadie ha hablado con nosotros. Cada día un nombre diferente, y el míster dando la cara en los entrenamientos. Ha sido todo muy complicado y para él imagino que aún peor. Pero el equipo ha respondido de forma increíble y si no fuera por la fuerza del grupo esta situación sería del todo insostenible. Además, tener el apoyo de toda la afición es reconfortante. Ahora bien… ¡No se lo que nos vamos a encontrar mañana!

Las últimas dos semanas han sido, curiosamente, las mejores en cuanto a nivel en los entrenamientos. Creo que se debe al hecho de que ya empezamos a conocernos todos mejor. Yo llevaba un mes con dolor en la planta del pie, y desde el martes no conseguía andar sin dolor. ¡Fascitis plantar! No salgo de una para meterme en otra. El jueves fuí a ver a un podólogo en Bolton, un tipo muy simpático. Me dio unas plantillas que tenía por ahí como medida desesperada y me dijo: «olvídate de jugar el sábado«. Le dije: «OK, OK, muchas gracias«. El viernes entrené con el grupo –aunque cojo– y el sábado durante el calentamiento no podía ni correr. Así que le dije al doctor que me infiltrara para no sentir dolor. No os aconsejo la inyección en la planta del pie, ¡es horrible! El dolor se me fue, pero con él se marchó también mi pie. No lo sentía, ¡y es el izquierdo! Es muy difícil jugar sin sentir el balón, pero había que hacerlo. Ahora hay que dar más de lo que uno tiene. Y tengo que jugar mejor, porque sé que puedo hacerlo mil veces mejor.

Mañana tenemos otra prueba de fuego dificilísima con el Watford de mi antiguo entrenador Oscar García, al que le tengo mucho aprecio y respeto y del que voy a contar una anécdota más tarde. Será otro rival supercomplicado, pero esta liga es muy competitiva y cada partido es difícil. Y el sábado que viene… Brighton. Ese partido sí será muy especial para mi. En Brighton pasé dos de los mejores años de mi vida. Conocí a gente increíble y fueron dos temporadas muy buenas a nivel deportivo. Además, en el Amex me sentía como en casa. El club decidió no renovarme y, siendo difícil de aceptar y entender, tuve que irme. Mi hija Emma nació allí y siempre será un lugar inolvidable para nuestra familia. Ahora bien, el sábado intentaré que todas estas cosas no me afecten y daré todo para que el Blackpool gane. Y seguro que en Blackpool estaré genial también.

Ahora os cuento lo de Òscar García. Normalmente no debería explicarlo, pero como os he cogido confianza y no se lo vais a contar a nadie… El día que me comunican que no sigo en Brighton fue el lunes después de quedar eliminados en el playoff ante el Derby County. Una reunión de un minuto y medio de duración en la que el director deportivo explica como motivo de la decisión que al haber cambio de entrenador no podían tomar ninguna decisión respecto a los jugadores que terminábamos contrato… Ya habían renovado a tres, así que es fácil imaginar cómo me sentí.

Al día siguiente, al enterarse de la noticia, me llamó Òscar en persona. Estaba muy sorprendido y disgustado con la decisión. Antes de irse había aconsejado al Brighton que me renovara. De hecho, el director deportivo le preguntó en un e-mail qué había que hacer con mi situación una semana antes de los playoffs, a lo que Oscar contestó que había que renovarme sin ninguna duda. No tenía por qué hacerlo, pero se molestó en llamarme y explicármelo todo. Fue por su parte un detalle muy bonito. Incluso tenía los e-mails guardados para demostrarlo. En fin… Es agua pasada.

Como os dije antes, y por mucho que Mandela se empeñara, hay veces en que uno no es dueño de su destino, y menos en el mundo del fútbol. Esta semana no ha habido monos asesinos ni daños materiales que lamentar. Norah se está haciendo mayor y cada día me sorprende con cosas nuevas. ¡Vino a Bloomfield Road el sábado y ¡se lo pasó en grande! Mañana más y mejor, si el pie me lo permite. ¡Aunque soy capaz de pincharme la uña para poder jugar!

¡¡¡Vamoooooooosssss!!!

PD: Por cierto, ya me perdonareis el atrevimiento pero desde aquí celebro la victoria de mi único y gran ídolo: Valentino Rossi. Soy un fanático de las motos, aunque no se llevar ni un triciclo, y Rossi es de los pocos deportistas que consigue emocionarme. Es único.

orlandi

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