Los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 serán siempre recordados por la masacre en la que el grupo terrorista Septiembre Negro, una facción de la Organización para la Liberación de Palestina, entonces liderada por Yasir Arafat, secuestro y asesinó a once miembros del equipo olímpico israelí.
Durante el intento fallido de rescate de los rehenes, cinco de los ocho terroristas fueron abatidos. Los tres sobrevivientes fueron arrestados, aunque al mes siguiente se les liberó en un intercambio tras el secuestro de un avión de Lufthansa por el grupo terrorista palestino.
El atleta estadounidense Frank Shorter recordará aquellas olimpiadas porque ganó el oro olímpico entre abucheos del público. Seguramente la vuelta que realizó al estadio fue la más extraña de su carrera. Todo ello gracias a Norbert Sudhaus, un joven estudiante alemán que entró metros delante de él al estadio. El impostor, que se acababa de incorporar al maratón, consiguió llevarse la gloría durante 300 metros aproximadamente antes de ser interceptado por los jueces a escasos metros de la meta. El público, que no entendía qué pasaba, jaleaba al joven alemán que llevaba un dorsal falso pegado a la espalda mientras abucheaba al atleta que llevaba corriendo 42 kilómetros y estaba a punto de conseguir colgarse la medalla de oro.
Frank Shorter se convirtió en el primer estadounidense en ganar la prueba de maratón olímpico desde que lo hiciera John Hayes en los Juegos Olímpicos de Londres de 1908, pero el primero que lo hacía llegando en primer lugar. Anteriormente a Hayes, en los Juegos Olímpicos de San Luis de 1904, el estadounidense, Thomas J. Hicks fue proclamado ganador después de comprobar que el primer corredor en cruzar la línea de meta, Fred Lorz, corrió tan sólo 15 kilómetros, llegando a los siete últimos en un vehículo tras hacer autostop. Shorter llegó a meta con un tiempo de 2h12’19», seguido por el corredor belga Karel Lismont (2h14’31) que consiguió llevarse la medalla de plata mientras el bronce fue para el etíope Mamo Wolde (2h15’08»).
Las causas por las que Sudhaus decidió ponerse los pantalones cortos y las zapatillas e irrumpir en el estadio nunca fueron reveladas. Shorter comentó al finalizar la carrera «vi como delante mío interceptaban a un corredor pero estaba convencido de que llegaba en primer lugar puesto que nadie me había adelantado».