La madrugada del domingo dejó definidos los playoffs de la NFL que comenzarán ya la semana que viene con la Wild Card Round. Y, como cabía esperar en un deporte tan acostumbrado y propenso a los giros de guión, lo hizo con sorpresas y con alguna tremenda decepción. Por orden de seed, por parte de la AFC acudirán a los playoffs los Denver Broncos, New England Patriots, Cincinnati Bengals, Indianapolis Colts, Kansas City Chiefs y San Diego Chargers; por lo que respecta a la NFC, el orden final es Seattle Seahawks, Carolina Panthers, Philadelphia Eagles, Green Bay Packers, San Francisco 49ers y New Orleans Saints.
Comenzando por los desencantos que dejó la noche, no ha habido mayor chasco que el de los Pittsburgh Steelers: parecían muertos y enterrados a mitad de temporada, pero se recompusieron y una racha final de tres victorias los dejaba con 8-8 y con una remotísima posibilidad de acceder a la post-temporada. Para ello, debían perder los Dolphins contra los Jets, los Ravens contra los Bengals y los Chiefs contra los Chargers. Era una combinación que ya parecía destinada al fracaso en el primer partido, ya que Miami recibía a los defenestrados Jets y le valía con ganar para meterse en la ronda Wild Card. Sin embargo, los Dolphins no estuvieron a la altura de la ocasión y perdieron con estruendo por 20-7. Luego, los Ravens se convertirían en el tercer campeón reciente que se queda sin acceder a los playoffs después de los Steelers (2006 y 2009) y los Giants (2012) tras una contundente derrota en Cincinnati. Se cumplían dos de tres y los fans de los Steelers se frotaban los ojos con incredulidad. De la incredulidad pasarían a la rabia al ver los titulares que sacaban los Chiefs ante los Chargers: descansaban todas las estrellas de Kansas y el futuro de los hexacampeones del trofeo Lombardi se hallaba en las espaldas de la segunda línea de los de Andy Reid. Lo que en un principio parecía un paseo para San Diego se transformó en pesadilla: los Chiefs estuvieron por delante todo el encuentro y dispusieron de un field goal desde 41 yardas con el partido empatado a falta de cuatro segundos para el final. Ryan Succop, el kicker de los Chiefs, falló y será un nombre difícil de olvidar para los aficionados de Pittsburgh, ya que ello acabó a la postre con la victoria de San Diego que dejaba a los de la ciudad del acero fuera de la carrera hacia el título que tan bien conocen.
En la NFC también se pudieron encontrar altas dosis de dramatismo. No hay que ir más allá del Soldier Field de Chicago, que acogía el partido final de la temporada ante los odiados Green Bay Packers, en la que es la rivalidad más encarnizada de la Liga. Para ese partido volvía Aaron Rodgers, el magnífico quarterback que llevaba desde la primera semana de noviembre lesionado, precisamente en un partido contra los Bears. El Pack había ido sobreviviendo como un funambulista, muy conscientes siempre del precipicio que les esperaba si daban un paso en falso. Victorias milagrosas como la que lograron ante Dallas los colocaban en una posición de win or go home, al igual que Chicago. El que ganara se hacía con el título de la NFC North y ello daba derecho a la cuarta seed. Fue un partido futbolísticamente discreto, pero de gran emoción. Dos defensas esencialmente horrorosas (la de Bears era la cuarta peor y la de los Packers la séptima por abajo antes de entrar al partido) y muchos nervios. A Rodgers se le vio fenomenal de brazo y lastrado de mente, yendo siempre al suelo a la mínima que veía que sus receptores estaban cubiertos. Al final, dos errores monumentales de la defensa de Chicago dieron la victoria a los de Wisconsin: el primero llegó tras un fumble de Rodgers que la defensa de los Osos interpretó como pase incompleto y que Boykin, receptor abierto de los Packers, acabó recogiendo del suelo y llevándolo a la end zone. El segundo llegaría en el peor momento posible, con Chicago ganando 28-27 a falta de menos de un minuto para concluir el encuentro. Los Packers estaban en cuarto down y ocho yardas por avanzar en terreno de nadie (yarda 48 de los Osos). Ahí estaba el partido: si los Packers no lograban llegar hasta la 40 el partido y el puesto de playoffs era para Chicago. El coordinador defensivo de Chicago diseñó un blitz contra Rodgers, buscando que la presión ejerciera de duodécimo hombre y Aaron lanzara un pase incompleto. No obstante, el safety Chris Conte estuvo más pendiente de Rodgers que de cubrir a Cobb, que volvía de lesión. Rodgers se deshizo magistralmente de la presión y lanzó un pase fabuloso de cincuenta yardas para su extrañado receptor que sólo tuvo que correr unas pocas yardas para poner por delante definitivamente a Green Bay 33-28.
El otro gran partido de la jornada dominical en la NFC era el que precisamente cerraba la competición. Los Eagles visitaban a unos Cowboys huérfanos de Romo, con Kyle Orton como quarterback titular. Philadelphia siempre pareció que iba a ganar el partido y dominaba 24-16 a falta de unos pocos minutos para el final. Fue entonces cuando Orton se confió al tremendo Dez Bryant, que convertiría en anotación un pase de 32 yardas del mariscal de campo suplente. Fallaron la conversión de dos puntos y el marcador se mantuvo 24-22. La muy criticada defensa de Dallas lograría parar al dinámico ataque de los Eagles una vez más y estaba en manos de Orton sellar la temporada 2013 para Dallas con un pase a los partidos finales. Sin embargo, Orton hizo algo a lo que los aficionados de los Cowboys están tristemente acostumbrados: una interceptación en el momento más crítico. Los Eagles agotaron el reloj y se convirtieron, con 10-6, en la tercera seed de la conferencia nacional.
Para la próxima ronda descansan Broncos y Patriots en la AFC y Seahawks y Panthers por la NFC. Los Bengals (#3) acogerán a los Chargers (#6) y los Colts (#4) a los reposados Chiefs (#5); los Eagles (#3) recibirán a los Saints (#6) y los Packers (#4) harán lo propio con los 49ers (#5). La emoción vuelve en apenas cinco días, ya que la ronda Wild Card también se disputa en sábado.