El que escribe siempre ha pensado que el modelo ideal para el FC Barcelona es el que comprende una suma de cantera + fichajes de cracks mundiales + fichajes de la Liga española.
Esto es: una base fuerte con jugadores de la casa que han mamado el estilo Barça desde pequeños y se lo saben al dedillo, aliñados con dos o tres cracks mundiales y conjuntado con fichajes de la Liga española que no tienes en la cantera y ofrecen rendimiento rápido.
Sería algo así como los Ferrer, Sergi, Guardiola y compañía + Laudrup, Koeman o Stoichkov + Zubizarreta, Txiki o Bakero.
Uno tiene la impresión que el Barça ha funcionado bien con equipos basados en esa ecuación. Pero en los últimos años se está trabajando peor en una de las incógnitas, y nunca mejor dicho.
La entidad sigue apostando por la base de la Masía. Saldrán más o menos jugadores potencialmente aptos para el primer equipo, eso depende de las quintas, pero la apuesta es clara y decidida y los entrenadores, en más o menos medida, lo saben, respetan y se benefician.
Tampoco ha dejado el club de fichar a los cracks mundiales que marcan diferencias. Ayer Neymar y hoy Suárez, por ejemplo. Antes Ronaldinho, Rivaldo, Ronaldo o Romario.
Pero intuyo –igual es una sensación mía– que desde hace dos o tres temporadas la Dirección Deportiva no ha prestado la suficiente atención a lo que se mueve en la Liga doméstica para acabar de completar el equipo. Ha sido la llegada de Luis Enrique la que ha reactivado esta incógnita con fichajes en esta línea como Rakitic, Bravo o Mathieu.
La temporada pasado con el Tata Martino en el banquillo, por ejemplo, no se realizó ninguna operación de este tipo. La 2012-2013 con Tito Vilanova sólo se fichó a Jordi Alba –que se había criado en el club–, y la 11-12 tampoco hubo entradas de jugadores de la Liga.
Por el camino se ha dejado escapar a hombres de ‘perfil Barça’ como Isco, Javi Martínez, Ander Herrera o Bernat, por poner algunos ejemplos. Jugadores que el equipo necesitaba ya sea porque la cantera no los había generado todavía o porque los entrenadores no supieron encontrarlos mirando hacia abajo. En cambio, el Barça optó esos años por operaciones más difíciles de acoplar. Song es un ejemplo paradigmático, cuando podía haber llegado Javi Martínez.