El Barcelona es desde hace prácticamente una década uno de los equipos más fiables de Europa. Hay varias razones para ello, pero hay dos que destacan sobre las demás: una gran generación de jugadores y una Liga española tremendamente debilitada. En especial en los últimos años, los dedos de las manos dan de sobra para contar el número de derrotas sufridas en toda la temporada. Este suceso no se ha visto alterado tras la marcha de Guardiola en 2012, incluso se podría argumentar (y con algo de razón en ello) que se pierde menos que con él. Por el contrario, las sensaciones que recibe el aficionado son cada vez más negativas. El nuevo fondo de la nueva era lo marcó el partido de Amsterdam.
La cursiva en la palabra nueva no es casual. Pocas cosas han cambiado desde que se fuesen Pep primero y Tito después. El once de gala de Martino coincide jugador por jugador con el de Guardiola, con la única excepción -que no es poca- de Neymar. Algunos de los jugadores que aún son considerados titulares indiscutibles ya daban muestras de agotamiento -físico o mental- en 2012 y no son síntomas que hayan mejorado desde entonces. El Tata ha sido hasta el momento extremadamente conservador y se ha limitado a alinear a los teóricamente mejores jugadores, sin tener en cuenta en ocasiones el estado de forma de sus pupilos. Los resultados hasta ahora han acompañado, pero en los partidos grandes el Barcelona no ha dado impresión de superioridad salvo en algunas fases ante el Milan en Barcelona.
Por fortuna, la temporada aún es joven y hay tiempo de sobras para acometer algunos cambios que se antojan necesarios para que el Barça recupere esa actitud dominadora que puede y debe evitar esperpentos como el acontecido ante el Ajax. Desde aquí, se proponen algunas opciones para tratar de equiparar los resultados con las sensaciones:
- Bartra debe ser titular. El canterano sufrió el año pasado la falta de confianza de Tito y, a pesar de mostrar destellos de su potencial, se le vio demasiado nervioso en sus apariciones. Este año, sin embargo, ha mostrado un temple mucho más acorde a un central veterano que a uno que lleva un par de años en el primer equipo. Ha demostrado ser el mejor central del equipo, a años luz de un Piqué pasado de forma y de un Mascherano que no acaba de coger el ritmo. Sobre Marc debe construirse la defensa culé.
- Dar aire a Busquets. En un país con una tasa de paro tan alta, Busquets podría dar trabajo a varias decenas de personas cada fin de semana. Se ha visto superado en varios encuentros ya esta temporada debido a la poca ayuda defensiva que recibe de sus compañeros: ni Xavi ni Iniesta ni Cesc han destacado nunca por sus labores defensivas, pero es que en los últimos tiempos ni lo intentan. Si Busquets está fino, el Barça carbura. Si se ve sobrepasado son siempre malas noticias.
- Sentar a Xavi. El once de gala del Barça no puede tener al 6 más. El tiempo castiga, pero tampoco demuestra la actitud ni el trabajo necesario como para mantenerse en el puesto. Cada vez más recuerda a ese jugador de 2008 que se escondía a la hora de defender y que buscaba la opción más sencilla con el balón, con el agravante de que tiene casi seis años más. Sergi Roberto está a la espera de minutos, pero también Song puede servir mientras tanto para liberar a Busquets. Y, si ninguno de ellos convence suficientemente a Martino, siempre puede mirar a la cantera. Hay que evitar dramatismos: también Pellegrini sentó a Raúl cuando este ya no podía ofrecer un rendimiento acorde al esperado. Xavi lo ha sido todo para el mejor Barça de la historia, pero su tiempo ya pasó.
- Definir a Cesc es definir al Barça. ¿Qué es Cesc? ¿Un falso nueve? ¿Un interior? ¿Un enganche? Puede jugar en todas esas posiciones, pero en su tercer año en Barcelona debería tener ya asignada una posición fija. Nunca va a rendir acorde a su precio mientras cambie de demarcación en cada partido. Sería conveniente probarlo durante unos cuantos encuentros en la misma posición para ver cómo se desenvuelve. Este puede ser un buen momento para situarlo de Xavi y ver si está a la altura de las circunstancias. Condiciones tiene de sobras. No hay que exigirle la pausa que aporta el de Terrassa, sino dejarlo que imponga su propio ritmo y tome sus propias decisiones. Sobre él puede erigirse el nuevo Barça.
- Pedro no puede ser titular. El canario es un caso especial dentro del equipo: destaca sobremanera en actitud, pero sus aptitudes no están a la par. Había sobrevivido en el once gracias a que Alexis también parecía acogerse al mismo principio y carecía de la antigüedad y méritos del canterano, pero el chileno ha dejado atrás esos días aciagos y, actualmente, está insultantemente mejor que Pedrito. Incluso sin el chileno, Tello aporta más desborde y calidad e incluso a Adama se le intuye mucho más. Los millones pagados por Ibra palidecerían si la oferta del PSG de 40 millones en verano por Pedro hubiese sido cierta. Sería para perseguir a Zubizarreta, zapatilla en mano, hasta Vitoria.
- Neymar de falso nueve. La banda se queda pequeña para el brasileño. Si bien es cierto que aún se muestra algo impreciso con el balón, situarlo de eje a falta de Messi sólo puede acelerar su inmersión en el idioma culé. Situar dos extremos rápidos como Tello y Alexis y a él por el centro supondría dar un dinamismo que la delantera del Barcelona no ha tenido durante mucho tiempo, amén de aprovechar sus dotes como asistente con dos jugadores tan prolíficos en el desborde como los anteriormente mencionados. Neymar debe ser y sentirse como el líder del equipo en ausencia de Leo. En cuanto mejore sus números de cara a gol, estaremos hablando de un jugador total.