«Lo puedes ganar todo, pero si no ganas la Champions, no será lo mismo«. Esa reflexión flota en el subconsciente del Palau a pocas horas de que el equipo de Xavi Pascual ‘Pasqui‘ se mida al Flensburg alemán (18:00 horas) en una de las semifinales de la Champions.
El Barça ha ganado los cinco títulos en juego –Liga y Copa Asobal; Supercopa de España; Mundial de Clubes y Copa del Rey-, pero el sexto es el que marcará la línea entre el éxito y el fracaso, el que perseguía cuando hizo la gran apuesta por Nikola Karabatic a principios de temporada.
«Quiero ganar la Champions con este equipo«, dice Karabatic, quien, como Entrerríos, Sterbik o Víctor Tomàs, también ha estado toda la semana con problemas físicos y no se ha entrenado al mismo nivel que el resto.
Es el Flensburg el rival más asequible de los tres que le podían tocar, pero seguramente el de mayor fortaleza defensiva. Por el otro lado del cuadro el Kiel también alemán y el ‘Spanish‘ Veszprem húngaro (15:30) de Antonio Carlos Ortega se jugarán el pase a la final.
Busca el Barça su mejor versión y levantar la novena Copa de Europa en un escenario descomunal, el Lanxess Arena, donde se darán cita 20.000 espectadores, 500 de ellos del Barça.
Entrenado por el mítico central sueco Ljubomir Vranjes, exjugador del Granollers, el técnico asegura que su equipo, el Flensburg, tiene un plan para derrotar al Barça -«un equipo con muchos recursos, que es favorito«- y que pasa sobre todo por su portería, defendida por el veterano Mattias Andersson (36 años) que ha llevado a su equipo hasta el penúltimo escalón europeo.
Del Barça sabemos de la calidad de su plantilla, de su intensidad, de esa capacidad para sufrir y de dar la vuelta a las situaciones más complicadas como la que se encontró con el Rhein Neckar Lowen en cuartos de final.
Es el Flensburg un equipo alemán que juega a la nórdica, influido por la dirección en el banquillo de Vranjes y en la pista de Mogensen. Disponen los alemanes de buenos lanzadores (Kaufmann, Glandorf y Weinhold), un buen pivote (Knudsen) y jugadores interesantes como Svan Hansen, Nenadic o Knudsen.
A ‘Pasqui’ le preocupa el juego sin balón del rival, la movilidad de sus jugadores y la rapidez al contragolpe, donde destaca Anders Eggert. En todo caso, no ganar sería un fracaso para el Barça.
La otra semifinal, entre el Kiel y el Veszprem, está más equilibrada. No son los alemanes aquel equipo que deslumbró la Europa balonmanística con su juego, pero sí mantiene una sólida base, llega de ganar la Bundesliga en el último suspiro y confía en la dirección de Palmarsson, en su defensa y en la inspiración de su pareja de lanzadores (Jicha y Vujin) para salir adelante.
Recursos no le faltan. Tiene calidad en los extremos (Klein, Sigurdsson -que la temporada que viene jugará en el Barça- y Sprenger) y un buen pivote (Toft Hansen).
A los húngaros también les sobra talento. Desde los lanzamientos de Nagy e Ilic a la dirección de Carlos Ruesga y Chema Rodríguez; la calidad de Ugalde e Ivancsik en los extremos o de Renato Sulic; todo ello aderezado con un gran meta: Mirko Alilovic.
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