Eufemismos contra la crisis

vigo

Creativity is born from anguish, just like the day is born form the dark night.

Esta oración (que podríamos traducir como «la creatividad nace de la angustia así como el día lo hace de la noche») fue pronunciada por Albert Einstein allá por 1931. Los años treinta, conocidos en Estados Unidos como la época de la Gran Depresión, guardan un amplio paralelismo con la crisis que hoy en día azota a los países de occidente, crisis en la que aún estamos inmersos a pesar de los esfuerzos de algunos de confundir la mejora de los índices macroeconómicos con el día a día. Han sido unos años, como fueron entonces, prolíficos en la creatividad de la que hablaba Einstein. Es bajo presión cuando nacen las mejores ideas, que suelen rehuir las mentes ociosas y felices. También ha sido un período en el que muchos políticos han explorado el idioma y han encontrado en él soluciones a los problemas que enfrentaban, soluciones que no siempre -casi nunca- encontraron apoyo al otro lado del aparato. Así, hemos oído hablar de desaceleración, crecimiento económico negativo (¿?), indemnizaciones en diferido, suaves líneas de crédito, recargos temporales de solidaridad, ajustes…

Gerardo Martino sorprendió el pasado martes en Vigo, tras el partido contra el Celta, hablando de «triángulo invertido» en referencia a la alineación de Busquets y Song en el once inicial. Evitó así mentar doble pivote, términos tabú para la hinchada culé, asociados -en ocasiones injustamente- a una táctica defensiva y alejada del planteamiento habitual del Barcelona. Quizá no cayó en la cuenta Martino que, en esta era de las redes sociales, podría haber levantado menos ruido hablando del doble pivote y ligándolo a la independencia de Cataluña que haciendo uso de ese eufemismo. Tuvo suerte el técnico rosarino de tener partido el viernes y, sobre todo, de ganar con contundencia al Celta.

Quizá eso último fue lo más obviado. Ese doble pivote -llamemos a las cosas por su nombre- liberó a Cesc de tareas defensivas y lo colocó de enganche. Fàbregas respondió, agradecido, siendo el mejor del encuentro y participando en los tres goles que anotó su equipo. Pudieron haber sido más si Messi no hubiese fallado lo que nunca falla. El planteamiento bebía de los espacios que permite el conjunto de Luís Enrique y funcionó a la perfección. El Tata hizo lo que todo entrenador debe hacer: dar a sus jugadores la mejor oportunidad para ganar el partido. Que los goles entren luego o no ya no depende de él, pero sí debe dar el máximo justo antes del encuentro. Lo hizo contra el Celta y también contra el Madrid con una estrategia diseñada para que Neymar tuviese pelota, espacios y protagonismo. El brasileño fue, a la postre, el que decantó el partido hacia el lado culé.

Se puede reprochar al argentino que el Barça no juegue bien, incluso que sea defensivo en ocasiones. Sin embargo, el Barça lleva sin jugar bien consistentemente desde 2012, con Guardiola en el banquillo. Una dinámica que empezó con partidos aislados, posiblemente atribuibles al fin del ciclo de Pep con el Barça, que se estabilizó con Tito y cuya tendencia no ha sido remendada por el Tata. Aun así, ¿hasta qué punto es culpable Martino de la decadencia del Barcelona? ¿Qué responsabilidad tiene el rosarino de que la directiva pensara que un equipo vapuleado y asfixiado se solucionaba sólo fichando a Neymar? ¿Dónde están los siete fichajes prometidos en portadas? ¿Y los centrales? ¿Por qué se renueva sistemáticamente a jugadores que ya han tenido sus mejores días con la zamarra azulgrana? ¿No sería esperpéntico que Martino sentara a Iniesta por su bajo rendimiento mientras el club extiende su contrato a bombo y platillo?

Claro, hay ciertos aspectos que son responsabilidad única y directa del entrenador: ¿dónde está Bartra? ¿Ha desaparecido Sergi Roberto, hace falta que alguien llame a Lobatón? ¿Por qué Xavi juega tantos minutos cuando su rendimiento en el campo no lo merece? ¿Qué le pasa a Messi? ¿Por qué juega antes Pedro que Tello, cuando la diferencia de forma entre ambos es abismal? ¿Es necesario encerrarse cuando el marcador es corto? ¿Por qué no se toman medidas contra el extremadamente lento ritmo de pelota? Y así podríamos seguir durante varios párrafos más.

El Tata tiene crédito gracias a los resultados intachables que ha obtenido hasta ahora, pero el resultadismo tiene las patas muy cortas. No obstante, es inevitable dudar de si este equipo tiene piernas para un último intento, cuando pronto hará dos años de su último partido redondo (ante el Santos en Japón). El tiempo, ya rápido de por sí, vuela en el mundillo del fútbol. El Barça necesita, muy probablemente, de savia nueva, por mucho que ello signifique renunciar a ganar en el futuro inmediato. Mejor dar un paso atrás para dar dos adelante que seguir golpeando la pared con la cabeza.