La victoria de la selección de balonmano de Catar ante Polonia (31-29), que ha clasificado al equipo de Valero Rivera para la final de su Mundial, batirá todos los récords en el terreno económico. Nunca antes en la historia del balonmano nadie había sido tan generoso.
Al proyecto liderado por Valero Rivera, a cambio de unos 750.000 € anuales, no le ha faltado ni un recurso. A cambio de unos cuantos miles de dólares, nacionalizaron catarís a dos cubanos (Jorge Paván y Rafael Capote), dos montenegrinos (Goran Stojanovic y Zarko Markovic), un bosnio (Daniel Saric), un francés (Bertrand Roine) y al español Borja Fernández.
Todos ellos se acogieron a una normativa de la IHF, la Federación Internacional, que tiene unas reglas muy flexibles en materia de nacionalización. Un jugador puede ser convocado por cualquier selección siempre y cuando no lo haya hecho para otra en los últimos tres años y con un máximo de tres selecciones.
Según Sportbladet, Borja Fernández cobra 13.000 € netos al mes y recibió 40.000 € por su nacionalización. Teniendo en cuenta estas cantidades y promediándolas, entre fichas y nacionalizaciones el coste rondaría los 400.000 €.
Rivera, que ha vuelto a llevar a una selección a una final de un Mundial, se ha rodeado de ayudantes de su confianza, como el segundo entrenador, que es Manolo Montoya, y el doctor José Antonio Gutiérrez, que es el médico del FC Barcelona. El seleccionador junior es otro español, Zupo Equisoain, y la Federación catarí contrató a unas peñas de seguidores españoles para que no faltara folclore desde las gradas, a cambio de unas vacaciones pagadas, un alojamiento en un hotel de lujo con manutención pagada y sus correspondientes dietas.
Antes del inicio de la competición, los jugadores ya conocían las primas por ganar. En el caso de llevarse el título –ahora están a un partido- se repartirían cinco millones de dólares y cada victoria se paga a 90.000 dólares por cabeza.
Una cuenta fácil nos muestran los dividendos que han obtenido hasta ahora los jugadores después de ganar ocho partidos, cinco en la primera fase, más los cruces de octavos (Austria), cuartos (Alemania) y semifinal (Polonia). En total, 720.000 dólares en primas por cabeza.
Todos los jugadores, además, dispondrán de una serie de prebendas si finalmente, como parece, Catar les otorga su ciudadanía. En ese caso, tendrán derecho a subsidios de desempleo, acceso a empleo estatal, una concesión de tierra, tendrán gratis todos los gastos de agua, luz y petróleo, así como educación universitaria subvencionada.
Catar, que está en el ‘prime time’ mundial continuamente por todo tipo de sospechas, es el país que tiene la renta per cápita más alta del Mundo (80.000 €), ha crecido a un ritmo del 17 por ciento anual entre 2010 y 2012 y un 5% en 2013; allí cuesta un litro de gasolina 20 céntimos de euro, tiene una numerosa elite de ejecutivos extranjeros a 20.000 € mensuales y no tiene problemas para gestionar los 115.000 millones de dólares que tiene en sus arcas.
El balonmano ha sido el último capricho, como antes lo ha sido el fútbol (el PSG, el Barça y la organización del Mundial de 2022), y habrá tantos más como le permita esa interminable bolsa de gas y petróleo sobre la que Catar existe.