El bucle de la sincronizada

¿Simple oportunismo u objetividad? En esos dos parámetros se mueve el bucle en el que se ha convertido la natación sincronizada en España, ahora aún más revuelta después de la eliminación del equipo para la competición olímpica y de que Anna Tarrés, la antagonista, haya llevado a la selección de Ucrania a la primera posición del Preolímpico.

Tras el desastre, porque no clasificarse para la competición olímpica por equipo de los Juegos lo es, no se ha impuesto la reflexión, sino un cruce de declaraciones. Todo lo inició Thaïs Henríquez, con una carta en sus redes sociales, en la que criticaba al actual equipo técnico, pero también al directivo al asegurar: «Esto es España, han destrozado todo por lo que muchas entregamos nuestra vida«.

Salió al quite el presidente, Fernando Carpena, quien insistió que el momento actual era para mantener la serenidad «y no dejarse llevar por vendettas«.

Tarrés: «Ona se ha borrado»

Pero la caja de los truenos la abrió Anna Tarrés, en unas declaraciones a Onda Cero. Centró sus ataques en Ona Carbonell –»se ha borrado y le han permitido hacerlo«–, a quien tachó de egoísta: «Ona ha mirado por ella para ella y con ella. Ha decidido que hacía solo las modalidades individuales y se lo han dejado hacer, cosa que no se entiende porque este es un deporte de equipo. Me da la sensación que en estos momentos se está arrepintiendo de muchas cosas porque ella va a los Juegos Olímpicos pero el equipo, que es lo importante, no«.

Tarrés señala hacia arriba: «Hace días que Ona se ha borrado. Ese es el problema. No solo es en esta competición. Y hace días que le permiten borrarse. La gente que hemos luchado tanto para que el equipo esté en los Juegos Olímpicos ahí nos entra esa rabia interior» y asegura sentirse triste porque el equipo español de sincronizada no se ha clasificado para los Juegos, sobre todo por «las horas de trabajo y de esfuerzo» empleados durante años, «el dinero invertido» y «los esfuerzos personales de muchísima gente«.

«Todo se ha ido al traste«, recuerda Tarrés, que sin embargo no siente lástima ni por el presidente de la Federación ni por el equipo técnico que la sustituyó. «Por el equipo técnico no me da nada de pena. Por Fernando Carpena, cero pena. Ana Montero y Esther Jaumá tampoco me dan pena. No me dan pena porque han sido gente arrogante, que han menospreciado nuestro trabajo, que no han querido saber nada de nosotros y que nos han machacado públicamente. Esa vanidad y ese odio hacia nosotros ahora se les ha vuelto en contra«, ha dicho.

También ha centrado sus críticas en Gemma Mengual:  «Nadie sabe más que los que hemos estado dentro, cómo se ha do construyendo poco a poco desde la nada. Quizá Gemma Mengual sí lo ha vivido y tampoco entiendo mucho cómo no se han dedicado a enseñar todo la que han aprendido en lugar de lucirse ellas mismas«.

Recuerda que en 2013 la RFEN presentó a Gemma Mengual como asesora y en el 2015 como nadadora. «Me parece que la estrategia no les ha funcionado muy bien«, ha dicho. Asegura Tarrés que «España se ha relajado» y no apostado por la sorpresa ni la innovación. «Están anclados en el pasado. El método de entrenamiento no les ha servido para competir, por ejemplo, con Italia, que ha visto las debilidades de España y ha hecho una coreografía mucho más completa«, ha dicho.

Y a Carpena, el presidente federativo, le recomienda que dé un paso hacia atrás –tras los Juegos de Río se convocarán elecciones a la presidencia–.  «Su política ha sido un rotundo fracaso. No tiene capacidad de liderazgo para llevar a cabo una idea de qué es el deporte. Esto no es política. Es entreno, trabajo, es ser honesto«, ha recordado.

Jaumà: «Me han educado para respetar al rival»

En el otro extremo se encuentra Esther Jaumà, la actual seleccionadora. Otro perfil de entrenadora, otra manera de entender el mundo del deporte profesional y que se ha encontrado desde el primer momento al otro lado del espejo de Tarrés.

Jaumà envió una carta a Sport antes de las declaraciones de Tarrés en la que reivindicaba que el equipo había trabajado «hasta el límite físico y mental para llegar a un objetivo«, recuerda la clasificación olímpica para el dúo y la eliminación del equipo, pero que «en ambos casos nos sentimos orgullosos y tranquilos con el trabajo realizado y felicitamos a los que sí lo han conseguido«. Se refiere a la falta de suerte «tanto en los sorteos en los órdenes de salida como en algunos contratiempos» físicos, como el problema sufrido por Ona Carbonell, que le impidió competir el último día.

«Evidentemente el resultado no es el que esperábamos ni para el que nos hemos preparado por lo que tenemos que reflexionar y buscar soluciones sobre qué cambios debemos realizar de cara a mejorar en el futuro, pero a pesar de todo solo me quedan palabras de reconocimiento y agradecimiento para todas las nadadoras y cuerpo técnico, estoy muy orgullosa de todas ellas«, ha dicho.

En cuanto a «las descalificaciones gratuitas y oportunistas» como las califica Jaumà, la seleccionadora asegura que la han educado «para respetar al rival«, algo que seguirá haciendo «aunque no todos sean capaces de hacer lo mismo«.

«El resultado de hoy más allá de lo deportivo refleja cuatro años de adversidades donde demasiada gente se ha preocupado mucho por ponernos donde estamos. Lo más triste de todo es que quien más se regocije con la situación sea a quienes tenemos en casa«, ha insistido.

Arriba y abajo. La natación sincronizada se ha convertido en un terreno abonado para el odio en el que se destilan muchas cuentas pendientes, en un juego de egos sin fin.

Comparte este artículo

Artículos relacionados